Empieza el verano. Cómo no, lloviendo.
Avanzo por El sueño del celta, la última novela de Vargas Llosa. Cuenta la vida de Roger Casement, súbdito inglés que investigó y denunció los horrores de la explotación del caucho en el Congo belga y en el Putumayo (Amazonía peruana). Fácil reminiscencia (apuntada en la novela) de El corazón de las tinieblas. Continuo malestar por la acumulación de atrocidades. Cierta artificialidad de los diálogos, en los que siempre parece translucir cierto pensamiento à la Todorov. Quiero decir: la trama novelesca, sustentada por la vida de Casement, a menudo se basa en parafrasear los escritos de éste acerca de los horrores coloniales, mezclados con consideraciones que, creo yo, deben mucho al pensamiento post-totalitario. Creo que esta historia hubiese encontrado más cabal expresión en un ensayo biográfico que en una novela. Ciertamente, aún me queda medio libro por delante, donde supongo se abundará en la militancia de Casement en el nacionalismo irlandés como reacción a sus experiencias en el sistema colonial. El misticismo del origen: Casement intentando aprender una lengua (el gaélico) que nunca hablará y asistiendo a fiestas en las que se practican juegos a los que ya nadie juega. Está bien para un día de fiesta, pero...
Releo, después de muchos años, Con Fernando Pessoa, de Ángel Crespo. Impresionante la figura del poeta portugués, inventor de varios estilos literarios distintos (y, en su caso, quiere decir varios personajes distintos, los célebres heterónimos) y teorizador de una religión que era la suya propia, el neopaganismo.
Comienzo uno de mis grandes retos veraniegos, Los ensayos de Montaigne. 1728 páginas en la edición de Acantilado. Espero leer un poco cada día. De momento: juicios siempre matizados y respaldados por ejemplos tomados de una abundante biblioteca literaria e histórica. Página 22 (Libro I, capítulo III):
Me desagrada que en un gobierno tan santo como el lacedemonio se introdujera una ceremonia tan engañosa a la muerte de los reyes. Todos los aliados y vecinos y todos los hilotas, hombres y mujeres, confundidos, se hacían cortes en la frente en señal de duelo y expresaban con gritos y lamentaciones que aquel rey, sin importar cómo hubiera sido, era el mejor de todos los que habían tenido. Atribuían al rango la alabanza que correspondía al mérito, y lo que corresponde al primer mérito al rango último e inferior.
Justa apreciación de que el cargo por sí solo no es nada, si no viene avalado por la calidad del contenido. Estaría muy de acuerdo Sánchez Ferlosio, a quien tanto irritaban los "no sabe usted con quién está hablando". En el caso de un mal gobierno, este magro consuelo: untar de mierda el nombre del tirano durante generaciones.
Caramba, por qué tanta sincronización junguiana: yo también comienzo con Montaigne, en la misma edición. Releo Bleak House. Extraigo notas de El complejo de dinero.
ResponderEliminarEl último libro de Vargas Llosa lo compré el día que salió, noviembre, pues el FCE queda frente a mi trabajo, lo leí de camino a casa, por la tarde y por la noche, lo dejé a la mitad. El libro es muy artificial, encontré dos o tres frases bonitas sobre las fogatas, el fragmento sobre el chicote es lo único que subrayé, sin embargo hay una escena así en "Viaje al final de la noche". El primer Vargas Llosa es el bueno. Después de 1981 no ha escrito algo bien hecho. Todo es demasiado ramplón.
¿Ya conseguiste algo de Domínguez Michael?
Un saludo cordial,
Jorge
Jajaja, sí que es es casualidad. sí. Así podremos irlo comentando.
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo con lo de Vargas. Me terminaré la novela más por curiosidad por terminar de conocer la vida de Casement que porque me guste el artefacto que ha pergeñado el peruano. Mi siguiente objetivo: Conversación en la Catedral.
Con Domínguez Michael no hay manera, creo que en España está muy mal editado.
Un abrazo!
Pues si necesitas cualquier libro me dices, y te lo mando. O si algún día quieres venir a México, acá tienes casa.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jorge
Jorge, acepto emocionado tu invitación, para algún día que ahorre y me haga las Américas. Por supuesto, esto funciona en sentido contrario, y estás invitado tanto a Salamanca, donde resido normalmente, o a Noja, donde estoy en vacaciones.
ResponderEliminarDe momento no necesito ningún libro, gracias, aunque seguiré buscando los de Domínguez Michael. Además del de Montaigne, tengo pendientes joyas como "Cristianos sin Iglesia", de Kolakowski. ¡Un verano ocupado!
Un fuerte abrazo!
Gracias. Yo a Montaigne, lo tomo como libro de cabecera. Leer y releer. Releo en inglés Bleak House, de Dickens. (¿Qué novela prefieres de Dickens?). Leo la biografía de Albrecht Düer.
ResponderEliminarJorge
Una imagen de Historia de dos ciudades me pareció especialmente certera: la vieja que iba cosiendo los nombres de los que iban a caer bajo el furor revolucionario. Se llamaba a sí misma "el Destino", creo recordar. Me pareció sublime.
ResponderEliminarTengo disponibles Pickwick y David Copperfield, ¿con cuál me meto primero?
Ahoraestoy con Pessoa, releyendo a Góngora, alguna página de Montaigne tras otra... ¡Ah!, e Historia de Roma, de Montanelli, que me está gustando mucho.