miércoles, 25 de mayo de 2011

Biblismos

Algo remarcable de los artículos de Pérez-Reverte es su decidida recomendación de los clásicos de la literatura. Desde Homero a Miguel Delibes, pasando por Alfonso X, Quevedo, Montaigne o los maestros del folletín decimonónico, empezando por Dumas. Repasando las últimas Patentes de corso, leo con satisfacción que se ha atrevido a recomendar uno de los libros más hermosos y complejos de la literatura universal: nada menos que la Biblia. Nótese bien que hablo de literatura; la teología se la dejo a los teólogos y a los creyentes que se interesen por semejantes quebraderos intelectuales. Hablo de un conjunto de textos redactados por multitud de manos en muy diversos tiempos que hablan de la historia, la política, las costumbres, los cantos, las fiestas, las leyes de un pueblo. Y de la conflictiva relación a vida o muerte que dicho pueblo entabló con lo que había llamado, entre otros nombres, Yahvé.


Es bueno insistir en este carácter literario de los escritos bíblicos, sin perjuicio del valor espiritual que tienen para los fieles de varias religiones, para quitarse el miedo a la hora de adentrarse en este mamotreto. Aunque aviso que yo lo he intentado y no es nada sencillo: si uno empieza por el principio, es decir, por el Génesis, encuentra tal cantidad de información genealógica, antropológica, mítica, tal variedad de estilos y relatos, repeticiones de ciertas historias con importantes cambios (acérquese el lector curioso a la historia de Adán y Eva y comprobará, al lado del famoso relato en el que Eva surge de un costado de Adán, que hay otro en el que ambos son creados a la par, ¿quién decide cuál es el más importante?), mezcla de verso y prosa, de ley con oración, que queda aplastado por la aparente inabarcabilidad del libro. 

Pero no hay que dejarse asustar, y para no salir corriendo recomendaría un método de lectura: en primer lugar, hay que olvidar por completo la idea de que la Biblia puede leerse como una novela, es decir, empezando por la primera página y acabando por la última. Lo recomendable es ir picoteando de las partes más atractivas para familiarizarse con la diversidad de tonos y estilos. Cada libro del canon suele contar con una introducción de los editores, además de con numerosas notas, todo lo cual debe ser leído atentamente. Después de leer la introducción al Génesis, uno puede obviar buena parte del libro e irse directamente a la conocidísima historia de José y sus hermanos. De ahí podemos saltar al Cantar de los cantares, uno de los textos más sensualmente bellos de todos los tiempos, y al que siglos de doctrina católica no han logrado mitigar la poderosa carnalidad de sus imágenes. Después del amor la guerra, con las múltiples luchas tribales narradas en el libro de los Jueces. En las fiestas litúrgicas parece propio leer de primera mano las historias evangélicas en que están inspiradas, con la palabra rápida y acerada de Jesús. Además de la fe puesta a prueba de Job, el gobierno de David y su hijo Salomón, los variados cantos del salterio...


Además de proporcionar abundante noticia de la historia del pueblo de Israel, la Biblia es fundamental para el que quiera entender mínimamente la cultura europea. Desde los padres de la Iglesia y la escolástica medieval, la retórica y las imágenes bíblicas están muy presentes en todos los escritores de la cristiandad. Si uno ve cualquiera de las series norteamericanas que triunfan hoy, a menudo se verá asaltado por numerosas referencias al Libro. Reverte se hizo con un par de ejemplares de la versión editada por la Conferencia episcopal, aunque hay bastante donde elegir: desde el maravilloso castellano antiguo de la llamada Biblia del oso (esta es la versión protestante), hasta la exigencia crítica y filológica de la versión de Cantera- Burgos. Lo importante es tomar contacto con este fascinante documento, piedra angular de la cultura occidental.

4 comentarios:

  1. José y sus hermanos, es una tetralogía maravillosa. Algunos dicen que es es uno de los 5 mejores escritores del siglo XX. Algunos dicen que hay dos grandes experimentos literarios: Finnegans Wake y José y sus hermanos. Aunque no descarto a un tercero en estos grandes experimentos: el grandioso William Gaddis. Los Buddenbrook, me parece hecha por un dios muy joven y sabio.

    Me interesa mucho una novela escrita años antes que La montaña mágica, y con cierto parecido. La escribió Franziska von Reventlon: "El complejo del dinero". En Periférica.

    Me acuerdo que hace unas semanas estabas leyendo sobre Dostoievski: http://www.elpais.com/articulo/Tendencias/neoyorquina/enamoro/Dostoievski/elpeputec/20110526elpepitdc_1/Tes

    Calasso muestra su genialidad, sobre todo en Las Ruinas de Kash. Aunque el proyecto en sí supera a Calasso, me sigue pareciendo brillante.

    Hablando de la grandes escritores. Creo que San Mateo es el tatarabuelo de Shakespeare. Shakespeare quería escribir como San Mateo. Job es un poliedro luminoso del que salen rayos como Hamlet, Samsa, Castorp o Kutusov.

    Por cierto, que Joseph Roth, el maravilloso Roth, tiene su Job, el libro más judío que pueda haber junto con La estrella de la Redención de Franz Rosenzweig.

    Igualmente es un gusto.

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  2. Queda apuntado "José y sus hermanos" como mi próximo objetivo a abatir. Buff, tenía intención de empezar este fin de semana "Erasmo y España", de Bataillon, pero creo que tengo que hacerme un calendario para que semejantes monstruos de papel no me abrumen.

    Tomo nota de la Von Reventlon y del libro de la joven neoyorquina. Desconocía completamente a ambas.

    Tengo ganas de confrontar a Mann con el que gente como Canetti dice que es EL escritor: Robert Musil. He leído Törless y las demás narraciones breves, pero aún me queda la mole de "El hombre sin atributos".

    Completamente de acuerdo con "LA ruina de Kasch". Y ciertamente es un proyecto que superaría a cualquiera (menos tal vez a alguien como Hegel). Hablando de estos grandes lectores, como Domínguez Michael y Calasso, capaces de relacionar lo grande y lo pequeño, me ha venido a la cabeza la figura fascinante y misteriosa del sr. Shoushani:

    http://monsieur-chouchani.co.tv/

    http://www.haaretz.com/goodbye-mr-chouchani-1.101330

    http://www.jewdas.org/2009/06/finding-chouchani/

    Hay un escritor que siempre me recuerda la palabra dura y rica de los profetas: Herman Melville.

    No puedo hablar contigo, mi lista ya larga de libros pendientes se hace aún más larga, jaja.

    Un abrazo.

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  3. No pude terminar "Erasmo y España", lo compré en el FCE hace un año. Y aún no retomo la lectura.

    Musil, claro. Sin embargo Sergio Pitol, dice que la traducción de Seix-Barral es menos que mala. Si he de escoger a mis 5 del siglo XX son: Mann, Musil, Gaddis, Andréi Bely y Proust.

    Lee Vida de Fray Servando, de Domínguez Michael. Te darás cuenta del tamaño.

    Melville, por supesto. Regularmente el lenguaje, la lucidez, y la memoria, los vuelve profetas. Sobre todo si conocen su historia. Yehuda Amihai llama a historiador "profeta del pasado. Un oxímoron ingenioso.

    Yo he aprendido a no hacer listas. Al poco tiempo encuentro que me desbordan, sobre todo porque tengo 71 horas a la semana para leer y escribir.

    Un abrazo.

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  4. Esa versión del FCE es la que tengo disponible en la biblioteca y asusta por su tamaño. Hay muchos clásicos del hispanismo a los que me gustaría hincarle el diente. Tengo a mano también el clásico de Jean Baruzi "San Juan de la Cruz y el problema de la experiencia mística", pero es otro tocho y me faltan horas!

    Me apunto también a Gaddis, no he leído nada suyo. De esa lista me quedo sin duda con Proust; lo último suyo que me he llevado a los ojos ha sido el inconcluso "Contra Sainte-Beuve", y tiene destellos geniales.

    Buscaré algún libro de Domínguez Michael pero por lo que he mirado no son fáciles de hallar.

    Un saludo!

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