domingo, 13 de enero de 2008

¡Que cunda el pánico!

Estimado S.:

La sociedad europea goza sin remordimiento de los placeres seculares y el Papa declara ominosamente que nuestra civilización está en crisis. Un partido dispone algo contrario a lo que el partido opositor incluye en su programa y al punto el portavoz de turno clama al cielo por el hundimiento de nuestras libertades, la crisis de la democracia etc. Por supuesto, no hay crisis tal, sólo miedo al avance de las libertades individuales con la consiguiente liberación de las conciencias, en el primer caso, y la escenificación de la santa ira por los atropellos a la sociedad, la patria y la Constitución, de cara al electorado, en el siguiente.

Pero la voz de los predicadores no debe distraernos de la existencia efectiva de problemas. Los nacionalismos hacen surgir las emociones más viscerales de los ciudadanos (otro posible tema: pros y contras del brumoso concepto “nación”) hasta el punto de desmembrar estados o proporcionar coartadas a grupos terroristas. La religión, quién lo diría, hace lo propio borrando la linde entre creencias privadas y obligaciones públicas. Y nuestro democráticamente electo gobierno se esfuerza día a día por superar el sectarismo y las borregadas de sus precedentes: negociación y donación de credibilidad a ETA, paternalismo abusivo del estado en la conducción o el tabaquismo (que el gobierno considera a los ciudadanos no competentes para tomar decisiones concernientes a su propia salud se evidenció bochornosamente en el caso De Juana Chaos), desprecio hacia los gobernantes democráticos de distinta ideología y relación con déspotas populistas de la propia (¿tenemos, así pues, un gobernante con un ideario parecido al de Chávez, Morales o, san Cucufato nos guarde, Castro?) etc.

Si recién comenzado el siglo XXI se confunden los idearios clásicos de la derecha (proteccionismo, clasismo, autoritarismo) y la izquierda (derechos universales, igualitarismo, soberanía individual), se debe en mi opinión al benéfico efecto que la convivencia democrática ha ejercido en ambas. La derecha ha cogido un buen surtido de ideas de la venerable tradición liberal que la han deslastrado de buena parte de su carga clerical y autoritaria. La izquierda, por su parte, arrastra consigo toda la jerga y esquemas de pensamiento marxistas, esquemas que, al enfrentarse a la realidad del gobierno diario, se han demostrado definitivamente obsoletas (me refiero a la izquierda de los países democráticos, dejo piadosamente de lado el llamado socialismo real). Para renovarse han necesitado, pues, recoger ideas que tradicionalmente se atribuían a la derecha. Tanto unos como otros se han adaptado, estratégicamente o a la fuerza, a lo que la sociedad, es decir, el votante pensaba.

Por ello, querido S., siento llevarte la contraria pero no creo que haya una crisis de valores, tal como dices. Al menos, en lo concerniente a los partidos políticos. Otra cosa son los ciudadanos de a pié, empeñados en enseñarles a sus hijos sus creencias (¡yo educo a mis hijos como me da la gana!) pero no en inculcarles los principios que hacen que todos podamos vivir juntos sin sacarnos las tripas. ¡Eso es adoctrinamiento por parte del estado, por dios! Con lo cual, un padre adepto a la Cienciología (o al catolicismo, me da igual) coloca al mismo nivel sus artículos de fe y los valores reales por los que se rige la convivencia democrática. Si es difícil lidiar con un estado con 17 sistemas educativos distintos, no digamos si además hay que admitir como evaluables las creencias y hasta las opiniones de cada cual.

Pero esto lo dejamos para otra ocasión. Espero tu siguiente entrada.

Salud.

Á.

2 comentarios:

  1. Recibido el enlace de la pagina he descubierto, que por fin encuentro un blog con algún sentido util, pues despues de unas busquedas infructuosas no llegue a encontrar nada util. Me gusta encontrar un foro de debate por fin.
    Con respecto a lo que comentas, estoy completamente deacuerdo en numerosos puntos, en otros no tanto;ya me conoces. Por una parte no creo en absoluto que exista una perdida de valores en Europa, sino que más bien la perdida de poder experimentada por una iglesia cuyos mejorestiempos quedaron en el recuerdo, ha dado como resultado una no aceptación de la realidad; me explico, la iglesia durante casi 1600 años se ha situado al lado del poder (celebres en este aspecto han sido las asociaciones con Franco, con Salazar, o con otros dictadores) sin embargo llegados los 70, encontramos en todos los paises, y especialmente en los europeos una escisión de esta asociación destinada a tener un control más efectivo de la sociedad. Esta disociación del poder politico del eclesiatico (siempre habian estado unidos, clebre es la frase de Fernando VII, "unión entre el trono y el altar") ha llevado a la iglesia a un continuo ambiente de confrontación con los poderes publicos no afiliados a sus doctrinas. La iglesia no ha sabido aceptar la perdida de poder que supone, como muy bien dices la liberación de las conciencias que han supuesto los avances en las libertades individuales. En la opinión de quien escribe si la iglesia quiere influir en los poderes publicos, lo unico que debe hacer es crear un partido politico, y no poner de pantalla a otro como el grupo popular, que encuentro en numerosas ocasiones coaccionado por las necesidades de un voto ultracatolico que solo el es capaz de asumir, pues el PSOE con las ultimas reformas legislativas no puede acoger.
    No puedo escribir más pues me voy a clase.
    Salud

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  2. Oye escribir alguna entrada +. Me gustaba oiros en esas charlas del peccata pero aún mas leeros.
    Actualización ya!!!
    1bsazo para los dos

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