sábado, 8 de marzo de 2008

PublicidaZ. Razones para no votar a ZP

Querido S.:

A pocas horas de las elecciones, conviene hacer recuento de la legislatura que se acaba y prepararse para la que viene. Ahora mismo comentan en el Telediario que se acerca “el fin de esta apasionante campaña”. La cursiva es mía. El adjetivo hace que me pregunte si realmente los periolistos, cogiendo al vuelo la oportunidad de llenar minutos, páginas y lo que cuadre con la tediosa, vacua y machacona letanía electoral, no llegarán al fin a seguir con profundo interés la charlatanería, los donde dije digo digo diego, la desconsoladora indigencia intelectual de los candidatos del PP y del PSOE. Peor aún es ver a continuación el hacinamiento de los mítines. Comentaba hace años Rafael Sánchez Ferlosio en un artículo la naturaleza antidemocrática de los mítines, en cuanto son actos dirigidos siempre a los convencidos en los que cualquier intervención crítica sería recibida con abucheos e incluso con violencia. El bipartidismo obligatorio es constante en los medios, usando el ninguneo para silenciar el activismo de los demás partidos.

Los sondeos han pasado del empate técnico a mostrar una ligera ventaja favorable al PSOE. Así pues, temiendo una nueva legislatura socialista que promete ser más nefasta que la anterior, me centraré en analizar la figura pitufante de Zapatero y sus alegres comparsas. Y con ello pretendo desmarcarme muy mucho de tanto “artista” que estando x en el poder y teniendo, por tanto, él sólo capacidad real para tomar decisiones que afecten y perjudiquen a todos los ciudadanos, no tienen otra cosa que hacer que criticar a la oposición. Y qué argumentos, virgencita. Si no están pendientes de la subvención, lo disimulan muy bien. Como escribía alguien el otro día, da gusto ver cómo apoyan al que manda. Cuánto librepensador.

La principal característica zapateril, lo que le aupó al Gobierno hace cuatro años y puede volver a hacerlo ahora, es la habilidad extraordinaria con que maneja la publicidad. Desde el “ZP” hasta la última campaña desenfadada, se ha fabricado una imagen desenvuelta, moderna y calculadamente alejada de la seriedad del estamento político que le ha sido muy eficaz para arrinconar a un PP “catastrofista”. No importa que la mayoría de sus apuestas hayan sido un fracaso rotundo, ZP puede hacerlo todo con una sonrisa. Inútil pero salao, vamos.

El reciente asesinato de Isaías Carrasco no puede menos que recordarnos la nefasta política antiterrorista de estos cuatro años. Me escandaliza la desmemoria y desfachatez en este tema. Si algo hizo bien Aznar, fue aplicar un rigor policial y político inflexible hacia el terrorismo. Durante su mandato, ETA recibió los peores golpes de su historia. Los dos partidos, PP y PSOE, firmaron el “Pacto por las libertades y contra el terrorismo”, que funcionaba perfectamente hasta que, ya en el Gobierno nuestro seminarista de la sonrisa, decidió romperlo por su cuenta basándose en no sé qué creencias personales (“nunca me hubiese perdonado no haberlo intentado”) e ignorando toda experiencia anterior, la cual decía que el camino abierto por Aznar era el bueno. Así que me fatiga leer este titular en El País: “La exigencia del PP fractura de nuevo la unidad contra ETA”. Si la unidad supone compartir comunicado con alguien como Joan Ridao, quien defiende “el diálogo con la banda, pero no exigimos que en un día como hoy se incluya eso [la derogación de la resolución según la cual se permite dialogar con ETA] en el comunicado” cabe preguntarse de qué sirve tal unidad si, al parecer, cada grupo habla de una cosa distinta. Que todos los partidos condenan el atentado es algo evidente (se supone), pero esa condena se queda en mero gesto sin contenido si no se traduce en políticas concretas que debiliten a los terroristas. A lo largo de la negociación con ETA que mantuvo Zapatitos, el Presidente mintió (al principio sostuvo que no había negociado nada), torció la ley y manipuló a los jueces para hacerle concesiones al entorno etarra (permisividad de manifestaciones ilegales varias, no enjuiciamiento de los convocantes, bochornosa actuación con De Juana Chaos, entre otras que no recuerdo ahora), y, en fin, él fue el que les dio una auténtica tregua tratándoles prácticamente como otra formación legal cualquiera. Todas las concesiones salieron del Estado, ¿a cambio de qué? La pretendida unidad se muestra, pues, como un fetiche ideológico que encubre la actitud semicomplaciente que siguen manteniendo los nacionalismos con ETA. Es significativo que el anterior pacto estuviese suscrito por los dos grandes partidos, PP y PSOE, sin los demás, y en cambio los partidos pequeños se lanzasen a firmar la proposición por la que se le permitía al Gobierno dialogar con los terroristas. Parece que estos partidos creen que las leyes no sirven para los etarras. En esta línea se mueve el editorial de El País (“Votos frente a pistolas”), olvidando que son las leyes, no los votos, las que detienen a los criminales. Parecida burricie mueve a Gaspar Llamazares a decir que estas elecciones harán que “nunca más se divida a las fuerzas democráticas en la lucha antiterrorista” o que “la participación de los ciudadanos vascos será una lección democrática también para ETA”. Las fuerzas democráticas se dividen ellas solas, y no necesariamente por culpa del PP, y la única lección democrática que pueden recibir los terroristas es la aplicación de las leyes. Una gran lección para los votantes de Ezker Batua sería dejar de aliarse con el elenco nacionalista.

Otro gran fracaso zapateril ha sido el asunto autonómico. Nuestro Excelentísimo empezó diciendo que el término “nación” era “discutido y discutible”, cosa cierta, pero podría haber aclarado que para él la nación discutida y discutible sólo era la española. Acto seguido surgió la nación catalana con todo aplausos de su parte. El plan Ibarretxe dio unas cuantas vueltas en busca de referéndum. El trasvase del Ebro y cualquier política nacional de hidrología (lo de la Expo del agua supongo que es por cuando se desborda el Ebro) quedaban desechadas por llevarle la contraria al PP. Sobre este último punto merecen mencionarse los brumosos principios ecologistas de nuestro franciscano gobernante. Por supuesto, ratificamos los protocolos de Kyoto pero los incumplimos con puntualidad suiza. Las pocas centrales nucleares que tenemos serán cerradas en breve sin que el audaz Zapatero mencione cómo vamos a suplir esa carencia de energía. Además, desacredita la energía atómica con una mezcla de ignorancia y demagogia digna de las mejores peroratas de Fidel.

Y aún queda por hablar del caudillismo de Zapatero dentro de su propio partido, que ha provocado la fuga de una histórica como Rosa Díez (quien ha fundado un partido, Unión, Progreso y Democracia, el cual espero sea la gran sorpresa de estas elecciones) y, más recientemente, la de Rubén Múgica, precisamente para unirse a UPyD. De la descerebrada política exterior, más atenta a tiranos y demagogos como Castro y Chávez que al resto de líderes europeos. Del laicismo hecho a medias ya que Zapatero sólo se atreve con la Iglesia cuando ésta se pone respondona. No seré yo quien pida el voto para el PP, pero me gustaría evitar el voto buenrrollista a Zapatero. Pero basta. Mañana habrá que encender la tele sólo por la noche para enterarnos de quién es el ganador y así ahorrarnos el coñazo anterior.

A ver si escribes algo de una puta vez.

Sigue con salud.

Á.

Posdata: he encontrado la página de una estudiante de Políticas que ha hecho una propuesta interesante: por cada promesa incumplida de los partidos, ella se quita una prenda. Y ya sólo le quedan las bragas. Eva al desnudo.

P.P.D.: siempre quiero apuntar las citas que me gustan de los libros que leo y por pereza no lo hago. Así que aprovecho ahora que estoy en danza: “Los hechos rara vez son oscuros; nuestro problema es detectar su relevancia, su significado. Así, mientras pretendemos saberlo todo sobre el interés del ego en nuestro pensar, continuamos derrochando una gran cantidad de energía con el pretexto de que nuestros principios, creencias, opiniones, nuestras mismas facultades de razonamiento, no están a sueldo de nuestras emociones. Esta pretensión (responsable de tantos males, desde la mojigatería sexual a las guerras ideológicas) es lo que Stendhal entendía por afectación, blanco principal de su ironía y una corriente en la tensión que crea en sus novelas”. STEPHEN VIZINCZEY, Verdad y mentiras en la literatura.

P.P.P.D.: un besuco para Naiara, a.k.a. Txuinoa, nuestra lectora y relectora más fiel. Lee lo que escribimos como otros leen la Biblia y, desde luego, como ella nunca leyó los apuntes. Para ella una canción del drogadicto que me ha encantado, versionada por la gran Adriana Varela. Barraskiloak hartzen!!!!!