lunes, 15 de diciembre de 2008

Creo en la familia: “Sons of Anarchy”


Acabo de ver la temporada primera de Sons of Anarchy, trece episodios apasionantes que pronto se prolongarán en una segunda. Es sorprendente observar el inteligentísimo reciclaje al que se ha sometido la televisión estadounidense, invirtiendo el dinero y el esfuerzo no en programas chuscos, tocapelotas públicos a un paso de la oligofrenia, realitis inmundos o series destinadas al sector más acéfalo de los repetidores de la ESO. Nada de eso: cediéndole la responsabilidad mayor al guionista (el cual ha podido formar un sector profesional propio con capacidad para exigir mejoras laborales y poner en jaque a toda la industria de la producción de series, una de las más rentables hoy día), las cadenas pagan por buenas historias, sin importar el tema ni el contenido. En vez de tomar al espectador por un imbécil (juego al que el espectador le encanta participar, no toda la culpa va a ser de las distintas cadenas), se le presupone inteligencia (como el valor al soldado) y se le ofrecen series de altísima calidad con toda suerte de conflictos, escenas desagradables, sexo a la vista y cualquier cosa que repugne a un público disneyano o “familiar”.

No siempre la apuesta sale bien: una serie de tanta calidad como Swingtown, acerca de la revolución sexual de los 70 (swingers: dícese de aquellas parejas que se dan a intercambios sexuales con otras) y realizada, según tengo entendido, en una cadena poco dada a tratar cuestiones semejantes, finalizó su primera temporada con unas cifras de audiencia más bien bajas, lo cual quitará a la cadena las ganas de meterse en otra aventura como ésa. Los experimentos en casa y con gaseosa. En Estados Unidos la criticaron precisamente por demasiado “setentera”, es decir, por ambientarla tal vez demasiado bien. Probablemente sean los mismos que cuando ven una película histórica se quejan de que en el 70 a.C. la legión no se ponía en esa formación sino en tal otra. A mí me ha parecido una historia muy interesante, con actores en ocasiones magníficos (cuánto son capaces de decir los ojos de Molly Parker, quien por cierto también aparece en Deadwood, a ver si empiezo a verla ya) y en la que el esquematismo inicial de los protagonistas va dando paso a nuevas e insospechadas posibilidades. En fin, la última noticia que tengo es que la serie ha sido adquirida por otra cadena que produciría la segunda temporada. Gratias agimus tibi…

Cartel de Swingtown

En un pueblo californiano, Charming, una banda de moteros, los Sons of Anarchy (SoA), se ocupa de mantenerlo seguro, sin tiroteos ni tráfico de drogas. Jackson “Jax” Teller (Charlie Hunnam), hijo de un fundador de la banda ya muerto, encuentra un manuscrito de su padre en el que cuenta cómo los SoA se desviaron de su propósito original: de un ideario libertario y anarquizante, pasaron a constituir una especie de mafia financiada mediante el tráfico de armas, obligada al asesinato y a toda clase de negocios ilegales conchabada con el corrupto sheriff del pueblo. Clay Morrow (Ron Perlman, cómo se parece a Tom Waits), también un fundador, amigo del padre de Jax y casado con la madre de éste y ex-esposa de su amigo, Gemma (Katey Sagal, la Peg de Matrimonio con hijos), dirige la banda con determinación y astucia. Varios acontecimientos inesperados llevarán al enfrentamiento entre Jax y Clay.

Desde hace mucho pienso que el gran tema de la ficción americana, con sus variantes y subtemas, es la familia. Supongo que en todas partes será parecido, pero debido a la ubicuidad de la producción cultural estadounidense no hay sociedad que haya mostrado más las miserias de la familia, lo mal entendida y poco evangélica que es la idea de familia al modo yanqui y, en fin, la fuente interminable de infelicidad y amargura que supone. Entiendo el género mafia/bandas/hermandades etc. como un subtema de “familia”. En cualquier película de ese tipo, empezando por El Padrino, se muestra la espantosa constricción a la que tales familias someten a sus miembros, mucho peor que la que pudieron soñar nunca los puritanos fundadores de la nación. Conceptos como fidelidad y deuda son causa de las mayores atrocidades. Se invoca siempre la seguridad como motivo mayor por el que entrar en una de tales organizaciones, seguridad frente a la impersonalidad del sistema; en efecto, en el seno de tales bandas todo se hace de manera personal y “familiar”, incluso las más grandes inhumanidades. La renuncia de Jax a formar parte de ese engranaje hará que entre en conflicto con los elementos más “ultra” de los SoA.

Espero que alguna lumbrera de nuestra t.v. patria se le ocurra comprar los derechos de esta excelente serie (los de Swingtown ni se me ocurre, ese día llovera fuego del cielo) o si no, mejor aún, descárgatela de Internet en versión original subtitulada, que es como yo he visto ambas. Acabas detestando los doblajes españoles, siempre con las mismas voces y malísimos en su mayoría.


* * *

“Error paralelo frecuente en toda clase de narrativa, producto asimismo de la fuerza de la inercia: considerar la vida como cristalización de momentos decisivos más que como un proceso, error que, en el plano de la creación, lleva a centrar el relato en un argumento articulado como un organismo, a encuadrar el ambiente en que se desarrolla igual que si se tratara de una fotografía, a ceñirse al tiempo que la realidad exigiría de los hechos relatados más que al exigido por su expresión literaria propiamente dicha, a aislar, a abstraer, a olvidar que junto a una cosa hay siempre otra, y otra contrapuesta y otra colateral y otra anterior que la contradice y niega, que la altera y confunde hasta el punto de obligarnos a considerar la hipótesis inicial, la cuestión de si es realmente la estructura un instante del proceso o es el proceso una mera línea de la estructura.” LUIS GOYTISOLO, Antagonía 2: Los verdes de mayo hasta el mar.

sábado, 13 de diciembre de 2008

Año y pico más tarde: “My Blueberry Nights”


Una parte considerable del mejor cine que se filma hoy día viene de Asia. Directores como Kim Ki-Duk o Zhang Yimou nos muestran películas absolutamente personales, con un mundo diferenciado y coherente. De todos ellos mi favorito es el honkonés Wong Kar-Wai, del cual se estrenó ayer en España, con más de un año de retraso, My Blueberry Nights.


Wong ha entrado en el siglo XXI en un momento de auge creativo; todos los motivos que aparecían en sus primeras películas (la visión estetizante del Hong-Kong de los 60, la caracterización de ciertos momentos con la música, la muestra del amor a través de elipsis temporales…) se condensaron con brillantez en dos obras maestras: Deseando amar (In The Mood For Love, 2000) y 2046 (2004). Ambas comparten personajes ( y actores), tiempo y lugar, temas… Y hay que resaltar, especialmente, la extraordinaria banda sonora no sólo de estas dos películas, sino de toda la filmografía de este director. Como muestra, te dejo el tema I´m In The Mood For Love de Bryan Ferry (que no sé por qué cojones no sale en la banda sonora) y una maravilla que no debes perderte: la versión del gran bolero Perfidia interpretada por la orquesta de Xavier Cugat (con algunos arreglos, si no me equivoco).

Si todas sus películas anteriores fueron de realización asiática, para My Blueberry Nights cruzó el Pacífico y realizó un film ambientado en Estados Unidos, con música esencialmente de jazz y actores occidentales: Norah Jones (autora en parte de la banda sonora), Jude Law, Natalie Portman, David Strathairn (al que recordarás de Buenas noches y buena suerte), Rachel Weisz… Si las en las películas que he mencionado antes los hechos se desarrollaban preferentemente en pensiones y hoteles, ahora nos trasladamos a sitios más americanos: restaurantes de comida rápida, bares, incluso a Las Vegas, donde vemos a una Natalie Portman jugadora profesional sin mucha suerte.


En My Blueberry Nights se entrecruzan varias historias, sirviendo como hilo conductor el personaje de Norah Jones, Elizabeth, una chica que tras un desengaño amoroso inicia un peregrinaje en busca de sí misma. Conoce en primer lugar al dueño de un restaurante, Jeremy (Jude Law), quien se enamora de ella y recibe las postales que ella le va mandando desde los distintos sitios en los que va a dar. Elizabeth cambia de ciudad y, aquejada de un insomnio crónico, trabaja de día en un restaurante y de noche en un bar. En ambos sitios coincide con Arnie (David Strathairn), guardia de tráfico de día y de noche un borracho impenitente, incapaz de olvidar el abandono de su mujer. La historia de Arnie me parece la más interesante de todas, remarcada además por una extraordinaria interpretación de Strathairn que deja muy atrás al resto de actores. Elizabeth se dirige esta vez a Las Vegas, donde traba amistad con Leslie (Natalie Portman), jugadora profesional, como ya te he dicho.


No puedo contarte mucho más ya que vi la película en el ordenador hace varios meses, cansado de esperar a que la estrenasen en el cine. Manda huevos que uno de los directores más importantes y prestigiosos tenga que esperar más de un año a que estrenen su película. ¡Y eso que se supone que es su peli más “comercial”, al estar realizada por primera vez en occidente! En fin, como valoración general puedo decirte que no me parece a la altura de 2046 pero aún así es un film excelente, con momentos inolvidables, especialmente en la historia de Arnie. La banda sonora como de costumbe es muy emotiva. Así que para resarcirte de todas las putas mierdas que habrás visto últimamente en el cine (porque te gustan, lo sé) vete a ver este peliculón ,que al menos habrás invertido bien los 5 ó 6€, o la hostia que te den en Madrid por una entrada.


POSDATA: ahora que caigo en que Jude Law y Natalie Portman aparecen en esta peli, aprovecho para dejar pública constancia de lo escombro que me pareció Closer. ¡Vaya basura de guión y qué sobreactuaciones! Lo único bueno era ver a la Portman haciendo de stripper.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Un recuerdo para Guido Crepax

Curioseando por aquí y por allá, me encuentro con varios comentarios a la obra de Guido Crepax, clásico imprescindible del cómic europeo. Autor de algunos de los cómics eróticos más memorables y de un icono de pelo corto: Valentina, de quien Norma ha publicado un tomo recopilatorio hace poco. Me remito, en fin, a lo que escribió Rafael Marín en su blog (quien, por cierto, lamentó hace poco la muerte de otro grande de la historieta: Lauzier) y quede esto como un pequeño homenaje.








martes, 2 de diciembre de 2008

Si Obama les secuestra...


Si no recuerdo mal, empecé a leer El Jueves a los 13 ó 14 años. Aquella mezcla de actualidad, humor salvaje y picaruelas desnudas es una granada de fragmentación para alguien de esa edad (gran pregunta: ¿por qué a las chicas la historieta que más les gustaba era Clara de noche, sobre las vicisitudes de una puta? Se admiten hipótesis). Lo dejé unos años después porque me parecía repetitivo y falto de ideas. Salvo algunas excepciones (pienso sobre todo en Pedro Vera, esa bomba de barbarie y humor que pare cada semana Ortega y Pacheco) los autores nuevos no me gustaban ni poco ni mucho. Me daba la impresión de que la revista estaba en una etapa de decadencia.


Y he aquí que en un año tenemos varias portadas polémicas que devuelven la publicación al candelero. La primera fue la de los príncipes haciendo uso, que les costó 3000 aurelios. Después otra con la Duquesa de Alba que casi les cuesta otro proceso ( el juez la desestimó; ¿así que la Casa Real sí pero la de Alba no, eh?) y ahora una con nuestro querido negrito Obama que ha llamado la atención hasta en Estados Unidos. Me remito a los comentarios que hace Álvaro Pons en su imprescindible La cárcel de papel. Esperemos que estos muchachos sigan así y nos sigan proyectando internacionalmente (aunque sea para mal).


sábado, 29 de noviembre de 2008

Crear la ley: “Appaloosa”


Ayer fui a ver Appaloosa, un western dirigido y protagonizado por Ed Harris. Desde el comienzo se encuentran los elementos que nos cautivan de las películas del género: tiroteos, los vastos espacios americanos, unos pacificadores que han de imponer la ley… Y una pareja protagonista extraordinaria: Ed Harris y Viggo Mortensen; sólo por ellos merecería verse la película. Hay algunos actores que imprimen carácter a todo lo que interpretan, con gestos y miradas dejan una perceptible marca de profundidad en el personaje. Se me ocurren ahora los nombres de Samuel L. Jackson o Ben Kingsley, y, por supuesto, Harris y Mortensen.

En un pequeño pueblo de Nuevo México, Appaloosa, un ranchero, Randall Bragg (Jeremy Irons), impone sus normas secundado por sus matones. Cuando asesina al sheriff y a sus dos ayudantes, las autoridades del pueblo contratan a dos famosos pistoleros, Virgil Cole y Everett Hitch (Harris y Mortensen), para que hagan respetar la ley. Cole toma la estrella de sheriff y busca la manera de encarcelar a Bragg.


La película entera me parece una extraordinaria parábola sobre la legalidad, sobre cómo se crea y se legitima el derecho. Al comienzo prevalece la ley del más fuerte: Bragg es el que controla las pistolas y, por tanto manda él, pero ese poder le es arrebatado por Cole. Hay una escena que me parece reveladora: cuando Cole y Hitch llegan al pueblo, Cole hace firmar un papel a las autoridades del mismo para que le concedan plenos poderes: a partir de ahí, su palabra es ley. Es similar a la figura del dictador perpetuo que había en la República romana: alguien que durante un tiempo acumula todos los poderes con el fin de acabar con un estado de excepción. Los métodos de Cole son similares a los de Bragg, fuerza contra fuerza. Pronto surge la pregunta: ¿quién vigila a los vigilantes? ¿Son ilegítimos los abusos de Bragg y sus lacayos pero no los de Cole y Everett? Lo que ocurre más tarde (no te destripo la peli) es un excelente ejemplo de cómo funciona una democracia, a base de amiguismos y tráfico de influencias. Pero los territorios del Oeste son una parte reciente de los Estados Unidos, y en ellos aún rige la ley de las pistolas.

El elemento romántico lo encarna Allison French (Renée Zellweger, vaya pus), una viuda que no tiene reparo en cambiar de hombre mientras la mantenga y proteja. Como “cabalgadura” (que dirían en Alatriste) de Mortensen aparece Ariadna Gil, al igual que la peli de nuestro querido capitán. Yo a este hombre ya no le imagino sin bigote y sin Ariadna Gil al lado.

Así que, como diría Cándida, mu bonita, vaís a vella.

Un saludo.

* * *

“Y todo esto quiere decir una cosa sobre todo: que Holocausto se está preparando en una o en muchas partes, e incluso que se está llevando a cabo, que no es historia, sino una peste que puede enfermarnos; que basta para ello que no queramos “saber” o nos dediquemos a poner tiestos con geranios, es decir, cortinas de humo y justificación, cortesía y “comprensión” con la violencia. Es suficiente con que aceptemos la violencia y el horror, el aplastamiento del hombre, en suma, una sola vez para que ya cualquier honorable “Fundación Hackenholdt” pueda enrolarnos como honorables miembros y convertirnos en el doctor. Ninguno de nosotros está libre del contagio.” JOSÉ JIMÉNEZ LOZANO, Ni venta, ni alquilaje.


viernes, 28 de noviembre de 2008

Mundo viejuno

Muchas felicidades, chaval. Ya son veinti… ehhh… Bueno, no sé cuántos son, veintitantos tocinos. Y felicito con retraso para seguir con la tradición (y porque no cogías el teléfono). Toma el regalo en todo el hocico.

domingo, 7 de septiembre de 2008

La voz de Eugenio

Querido S.:

ya habrás leído la noticia acerca de la nueva progresistada de Garzón. No me canso de admirar el efecto de la propaganda más lerda en la gente: cómo el sectarismo, la manipulación y el victimismo calan en ella y se asientan en el imaginario colectivo como verdades, más aún, como verdades silenciadas hasta ahora. La rentabilidad de ser víctima, el chantaje sentimental al que somete a los demás, es explotada hábilmente por la izquierda. En el libro de Muñoz Molina que te recomendé en la anterior entrada, Sefarad, se habla de la figura real de Willi Münzenberg, un obrero alemán que dirigió todas las campañas publicitarias de la URSS: orquestaba eventos como recogidas de fondos para orfanatos, para la lucha contra el fascismo, o lo que fuese, y se encargaba de que tuviesen un aura noble, un prestigio moral que atrayese a los intelectuales, a quienes Münzenberg llamaba los inocentes. Es gracias a esa ingenuidad de las supuestas "luces" del pensamiento que los terrores comunistas siguen siendo en buena parte desconocidos.

Pero de lo que quería hablarte es de la sorprendente y lúcida figura de Eugenio de Azcárraga, que descubrí en el blog de Xavier Pericay. Un testimonio de primera mano de la burda e interesada simplificación a la que Zapatitos&Co. someten la Historia.

Un abrazo.

Á.

martes, 12 de agosto de 2008

Al fútbol con Sylvie Meis

Querido S.:
En ocasiones, los periodistas deportivos intentan congraciarse con los que los odiamos y nos ofrecen auténticas noticias:
Supongo que ya conocerás a Sylvie Van der Vaart, de soltera Sylvie Meis, que me dejó el otro día noqueado en la presentación de su marido en el Madrid. Hay futbolistas con mujeres muy guapas (bueno, casi todos, puto dinero) pero a ésta le doy el 10. Mis amados periodistas deportivos, que a veces son clarividentes como ellos solos, olfatearon inmediatamente dónde estaba la relevancia del asunto.
Si ella sigue los partidos del Madrid para ver a su marido (los cojones le va a gustar el fútbol) nosotros los seguiremos para verla a ella. Esa sonrise merece un seguimiento exhaustivo y supongo que la morralla del periodismo patrio no me defraudará. Para ir abriendo boca, aquí tienes el vídeo de una sesión de afotos.

Posdata: una recomendación literaria: Sefarad de Antonio Muñoz Molina. Y absolutamente imprescindible y estremecedor: La noche; El alba; El día de Elie Wiesel. Y dediquemos un sentido pensamiento a una de las memorias más lúcidas del siglo: Alexander Sholzenitsin. Como ves, te doy una de cal y otra de arena.

Un abrazo.

Á.

lunes, 9 de junio de 2008

Ruralogía. Pedrucu superstar

Querido S.:

Hoy te traigo un ejemplo de lo que es un elemento rural en estado puro; a su lado, el Gañán es una maricona poniéndose un supositorio. Lo he encontrado en el blog de Airnoja y todavía me estoy secando las lágrimas de la tripada risas que me he echado. No me resisto a recopiar el texto:

Me gustan mucho los animales,sobre todo las lleguas y las vacas.Cuanto mas caguen mejor,dame una cuadra llena de mierda hasta los cojones y soy un hombre libre ,me siento lejos de la civilización ,sobre todo por que la cuadra esta en el monte.A todo el mundo que quiera libertad,comprar 100 ö 200 vacas y sabreis lo que es la libertad.Yo llego a la cuadra a las 6 de la mañana y la encuentro de mierda hasta los huevos,entonces es cuando empieza mi libertad.Agarro el badillu,echo 4 juramentos y me pongo a echar moñigas pa tras como un hijoputa,a media mañana tengo media cuadra limpia y a eso de las cuatro de la tarde llego a la otra punta,cual es mi sorpresa cuando levanto la cabeza,miro pa tras y digo me cagon dios a empezar por la otra punta.AMIGOS poner vacas, de 100 pa arriba y sabreis lo que es la libertad.Ahora amigos tenemos en marcha un nuevo proyecto pionero en España,que se va a llamar spa balsa primavera y turismo rural autentico sin mariconadas.Basicamente esta pensado para la gente de ciudad que esta muy estresada y necesitan desconectar un poco de la rutina diaria.La terapia comenzaría con un dia normal en la vida ganadera:Segar 15 tractores de verde a mano en la cuesta de la asomá,Sacar 150 carretillos de abonu de la cuadra por el calce alante y los ultimos 15 metros pasar por una viguetilla de madera con mierda seca de hace quince años hasta llegar al estercolero y allí meter un patinazo y entrar de cabeza a la pila.Esparcer 2000kg de quimico a mano en sacos de 50kg,esquilar 300 ovejas !!ah!! se me olvidaba…y arreglar el tractor.Después de todo esto vendría la parte de relajación,que es donde hablariamos de la spa balsa primavera que consiste en un estercolero lleno de balsa donde pasariamos a relajarnos durante 2 horas.Apenas ha comenzado el proyecto y ya tenemos miles de reservas todas de Santander y Madrid,la gente esta muy ilusionada en venir a pasar un fin de semana al campo con los animalitos.Sin duda pensamos que es un proyecto que va a ser de mucha utilidad para toda esta gente que esta super-estresada y necesitan un fin de semana de tranquilidad y relajación.Si quereis mas información podeis entrar en nuestra pagina web: www.paladeabonu.com o bien en la pagina 889 de teletexto(spa-balsa primavera)

Con dos cojones y un palo. En su dirección de Youtube podrás encontrar vídeos varios del paisano; te recomiendo “Meando en albarcas” y “Enseñando a la segadora”.

Con todo esto, he recordado el viejo texto sobre el agrosexual, que también te copio:


Metrosexuales versus Agrosexuales

Leyendo un artículo me encuentro, así, de repente, con que desde hace no más de diez años tenemos entre nosotros a unos seres, raros raros, que la moda se empeña en denominar metrosexuales.

Se dice que son hombres, pero que visten como mujeres, oh!. Que se tiñen el cabello, broncean su piel, usan cosméticos, perfumes, mantienen bien depilado su vello corporal, e incluso no dudan en hacer uso de la cirugía para desarrollar su otro yo más femenino y así, en perfecta armonía con la ambigüedad, ensalzan su imagen en detrimento de la propia identidad con un objetivo claramente seductor y/o sexual.

Vaya, que de lo que se trata es de pillar cacho, como siempre.

En mi pueblo los llamamos mariconas, así, con todas las letras, ma-ri-co-nas.

Claro que según tengo entendido, los metrosexuales son definidos por su caracter urbanita, metropolitano, de ahí el nombrecito. Entonces los donjuanes de provincias, los de interior, ¿deberían denominarse aldeanosexuales, rusticosexuales quizás? Yo más bien me atrevería a acuñar la palabra como agrosexuales para denominar al mozo hortelano que, después de 14 horas con la azada al hombro y las albarcas llenas de barro, se refrota la sobaquera en la acequia, se engalana con la camisa franela de los domingos, se pone "tol pelo patrás" y se va al teleclub del pueblo a echar un tinto pa que le vean las mozas casaderas locales. Y ellas suspiran.

El agrosexual no necesita ir al gimnasio, goza de un bronceado que muchos ya quisieran y lleva una alimentación envidiable que le proporciona un buen aspecto físico. El agrosexual desarrolla un instinto cazador para el fin de semana, cultivado en sus largas horas de soledad en el campo o entre su ganadería. El agrosexual da una gran importancia a su apariencia física cuando sale de cacería, preparando concienzudamente todos y cada uno de los detalles que le asegurarán el éxito con las zagalas en edad de merecer. El agrosexual es una bestia imparable en el erial del amor y la seducción, es una mezcla entre la trogloditez del macho en celo y el amante trovador, poeta de verso tullido y entrecortado. El agrosexual es directo, implacable, un triunfador con los bolsillos repletos de billetes capaz de embaucar a las más difíciles hembras. El agrosexual nunca se va de vacío, nunca se queda en blanco ni a dos velas. El agrosexual no tiene reparos en descargar su preciosa mercancía en algún club de vuelta al pueblo, y presumir de ello, incluso. El agrosexual no necesita vestir como una nena y siempre marca paquetón. El agrosexual no se molesta si le confunden su hombría, es más, le gusta presumir de su inexistente homofobismo. El agrosexual se rodea de tipos no-agrosexuales que le parten la cara ipso facto a aquel que puso en entredicho su masculinidad. El agrosexual en resumen es un líder, un triunfador en todos los campos que no tiene que adaptarse al medio, ya que consigue que el medio se adapte a si mismo. El agrosexual no necesita ir por la vida demostrando nada a nadie puesto que tiene tierras, un gran Mercedes, paga rondas de cubatas a los no-agrosexuales y si dice que "siete sin sacarla" nadie duda que, a buen seguro, habrán sido ocho o incluso más.

En las ciudades son conocedores de este tipo agrosexual y han creado su propia versión del galán rural, del Don Juan de pueblo, del seductor aldeano de toda la vida, llamándolo metrosexual, pero vaya, ni puta idea.

Envidia cochina, mariconas!


Ahí tienes al macho montañés. Un saludo.

Á.

sábado, 31 de mayo de 2008

Pokero dándolo todo

Querido S.:

A los ignorantes que no saben nada de la sociedad en que vivimos, la palabra “pokero” no les dirá nada. Si digo que pokero es sinónimo de “bakala” o “cani”, ya se aclara la cosa. Todos nos hemos topado con especímenes así, durante el día dando la tabarra con la música a todo cisco en sus mierdacoches tuneados, y por la noche con unas engrasadas de miedo bailando la mandíbula a todo trapo. Mascando chicle sin nada en la boca, que decía aquél.

Para un conocimiento más exhaustivo de esta escoria, me remito a los excelentes análisis de Loquendo que puedes encontrar en Youtube. Y aquí te dejo un video de un ejemplar de esta calaña demostrando sus aptitudes para Fama. Tenemos un nuevo Leroy. Si quieres otras versiones de este video, mira aquí, aunque la de Mortal Kombat es mi favorita. Dale al play y revienta a reír: volviendo de Pont Aeri.

En el post anterior me olvidé de incluir una imagen de la mami que me ha enamorado últimamente: Famke Janssen, bellísima holandesa a la que recordarás por su papel de Jean Grey en las pelis de X-Men. ¿Quién diría que tiene 43 años?

jueves, 29 de mayo de 2008

El fulgor de la experiencia. Sobre las mamis

Querido S.:
Cuando uno está en la escuela y empiezan a sobrevenirle los picores propios de la pubertad, se fija en las compañeras de clase de otra manera. Ciertas partes del cuerpo femenino adquieren redondeces misteriosas y atrayentes. Uno se descubre espiando los movimientos descuidados de la vecina de pupitre, vigilando con ansia el vaivén creciente del pecho, deseando atrapar con muchas manos y morder las caderas insolentes. Ahí comienza una época pajera como no habrá otra en la vida. Todo tiene el aura irresistible y un poco vergonzante de lo radicalmente nuevo. Entre confusión y ocultamiento, se inicia la travesía de descubrimiento del cuerpo propio y ajeno.


El oscuro objeto de deseo más inmediato son las compañeras de clase. De repipis e inaguantables, pasan a representar un motivo de preocupación creciente. Nos sorprendemos pensando continuamente en ellas, especialmente en los sobeteos culpables cada vez más frecuentes. También las vecinas adquieren un relieve que antes no tenían. Las fascinantes mujeres de las revistas van supliendo poco a poco nuestra burricie en materia anatómica. Y cuando al fin conseguimos una revista porno nuestro pasmo es similar a nuestra atracción.


Pero, volviendo a la clase, hay otra figura que atrae con una gravedad irresistible nuestra atención, una figura infinitamente más lejana y, a la vez, más fascinante: la profesora. Si en las compañeras vemos el desarrollo, en la profesora admiramos el cuerpo ya realizado, pleno, la sensualidad en activo (hablo de una profesora aceptablemente joven y atractiva, no uno de esos cuervos aspirantes a miss Mordor que abundan por esos lares). Ahí están nuestros primeros contactos con la coquetería, la elegancia, la seducción. Vemos sin ver el lápiz de labios, la sombra de ojos, olemos el perfume, percibimos oscuramente qué ropa le sienta mejor (las minifaldas y los escotes modelo “Despeñaperros” se llevan la palma). Poco a poco, captando estímulos que no van dirigidos a nosotros, va fraguándose nuestro criterio. Comentaba no recuerdo qué escritor su querencia erótica por los tobillos y situaba el origen de esta obsesión suya en su adolescencia, en los años 40. Por entonces, plena posguerra, las mujeres llevaban la falda prácticamente hasta el suelo, y los lentos avances en el relajamiento de las costumbres se veían en la subida, unos centímetros, de la falda. Así, ellas descubrían muy poco a poco la pierna y alimentaban sin saberlo el fetichismo de los adolescentes.

En ese periodo de nuestra juventud puede detectarse el origen de las obsesiones que nos atormentarán y deleitarán toda la vida. Muchos años después de aquella posguerra, la falda ha subido sin parar; somos más de muslo que de tobillo. Los afortunados que disfrutaron de una profesora jamona sin duda salieron con algo de metralla en el cerebro a causa de esa mezcla explosiva de autoridad, experiencia, novedad y erotismo. 

Y crecemos y crecemos y lo que adquirimos entonces ya nunca nos deja. Nuestro espacio se amplía y llegan los primeros contactos con las chicas (de nuestra edad), besos, caricias, roces cada vez más atrevidos, sexo. Pero el recuerdo de las mamis (las llamaremos así a partir de ahora, además de algún equivalente como “maduritas”) no nos abandona. Contemplamos fascinados cómo hacen la compra, pasean a sus niños, les aplicamos cada vez más una mirada analítica y diferenciamos más agudamente las distintas edades, la ropa que visten, los trucos para disimular el paso del tiempo. También vamos enterándonos, por experiencia propia y ajena, del otro lado de las relaciones amorosas: aburrimiento, infidelidades, tentativas desesperadas de salvar lo insalvable, insatisfacción crónica, profunda infelicidad. Buscamos en las mamis una señora Robinson que alivie en nosotros todo el veneno que acumula dentro. Y cuando vemos sorprendentemente cambiada a alguna mami, gastada y envejecida ayer, radiante y deseable hoy, sospechamos con envidia que se ha buscado un chorizo del gordo que le quite la roña de entre los muslos. Pero sólo nos queda alegrarnos por su inteligencia y su valor, decirle mentalmente al marido que se joda y desear que haya más como ella, que alguna nos tocará.


¿Y qué nos atrae tanto de estas mujeres? ¿A qué edad una mujer se transmuta en una mami? Evidentemente, esta categoría va cambiando con la edad. De adolescentes, incluso una universitaria se nos antoja madura. Posteriormente, consideraremos mamis a las mujeres que superen los 30. De momento no puedo avanzar más en el asunto, pero sospecho que cuando tenga 40 todo esto dará un vuelco y me fijaré como un águila en las de 20. Y desearé que las jóvenes busquen papis…
 

¿Qué hace tan deseables a unas mujeres que ya han dejado atrás la plenitud de la sexualidad? Biológicamente ya han sido superadas. Pero, afortunadamente, no somos animales en sentido estricto. Nuestra educación condiciona fuertemente nuestra sexualidad y nos hace democratizar el goce hasta edades muy avanzadas. El placer por el placer es nuestra divisa y las mamis tienen un magnetismo especial. Tras mucho pensarlo, creo que se debe a un cierto atractivo de la experiencia. Las arrugas, la erosión de la piel, ofrecen la oscura promesa de sabidurías extrañas, tierras llenas de deleites nuevos y extraños. Las maduritas tienen una excitante apariencia de fruta prohibida, una promesa de hambre turbia y misteriosa. La experiencia brilla en ellas y nos atrae con fuerza. Es el regreso de la profesora.
Sigue con salud.
Á.
* * *
Artes de ser maduro

Todavía la vieja tentación
de los cuerpos felices y de la juventud
tiene atractivo para mí,
no me deja dormir
y esta noche me excita.

Porque alguien contó historias
de pescadores en la playa,
cuando vuelven: la raya del amanecer
marcando, lívida, el límete del mar,
y asan sardinas frescas
en espetones, sobre la arena.
Lo imagino enseguida.
Y me coge un deseo de vivir
y ver amanecer, acostándote tarde,
que no está en proporción con la edad que ya tengo.

Aunque quizá alivie despertarse
a otro ritmo, mañana.
Liberado
de las exaltaciones de esta noche,
de sus fantasmas en blue jeans.

Como libros leídos han pasado los años
que van quedando lejos, ya sin razón de ser
-obras de otro momento.
Y el ansia de llorar
y el roce de la sábana, que me tenía inquieto
en las odiosas noches de verano,
el lujo de impaciencia y el don de la elegía
y el don de disciplina aplicada al ensueño,
mi fe en la gran historia...
Soldado de la guerra perdida de la vida,
mataron mi caballo, casi no lo recuerdo.
Hasta que me estremece
un ramalazo de sensualidad.

Envejecer tiene su gracia.
Es igual que de joven
aprender a bailar, plegarse a un ritmo
más insistente que nuestra experiencia.
Y procura también cierto instintivo
placer curioso,
una segunda naturaleza.

JAIME GIL DE BIEDMA, Poemas póstumos.

jueves, 8 de mayo de 2008

1 de septiembre de 1939

Faces along the bar
Cling to their average day:
The lights must never go out,
The music must always play,
All the conventions conspire
To make this fort assume

The furniture of home;
Lest we should see where we are,
Lost in a haunted wood,
Children afraid of the night
Who have never been happy or good.

Los rostros en la barra
se aferran a su jornada mediocre:
las luces no deben apagarse nunca,
la música siempre debe sonar,
todas las convenciones conspiran
para hacer que este fuerte adopte
el mobiliario del hogar;
no sea que veamos dónde estamos,
perdidos en un bosque encantado,
niños asustados de la noche
que nunca han sido buenos ni felices.


W. H. AUDEN: September 1, 1939 (fragmento, vv. 45-55. Traducción de Eduardo Iriarte).

Querido S.:

El 1 de septiembre de 1939 Alemania invade Polonia y comienza la Segunda Guerra Mundial. Nazis y comunistas se unen para despiezar un país entero y mostrar así la raíz idéntica de ambos movimientos, aunque buena parte de la izquierda occidental no se haya dado cuenta hasta hace bien poco (y algunos ni eso. De ahí viene la necesidad de libelos como Koba el temible).

Ese mismo año Auden escribe los 99 versos de 1 de septiembre de 1939. En este poema soberbio da cuenta de la barbarie que asola Europa y formula las causas que han conducido a semejante estado de cosas, las mismas razones de los males actuales y de todos los conflictos en general: el miedo y la intolerancia, el victimismo segregado por ellos (“el dolor que crea hábito”, dice Auden en otro espléndido verso), la poca autonomía personal fomentada por el cultivo de entretenimientos inanes, de la que derivan el hacinamiento de la turba y el culto al líder… Desgraciadamente, hay un cierto placer en ser “niños asustados de la noche”, es preferible que nos ofrezcan un refugio a tener que construirlo a la intemperie con piedras y hojas. El infantilismo nos hace buscar siempre culpables ajenos a nosotros, nos libera de toda responsabilidad. Un indicio de ello es el “psicologismo” que invade muchas obras de ficción. Los culpables son la sociedad, la familia, la propia mente… Uno nunca es responsable de sus actos, siempre obramos movidos por mil condicionantes externos que nos impiden ejercer libremente nuestra capacidad de juicio y, con ella, nuestras acciones.

El poema de Auden es un ejemplo de arte exigente , una obra para adultos, no para niños, que requiere esfuerzo y atención, cultura y sensibilidad. Como la toma de decisiones o la convivencia con el vecino, es decir, la democracia. Como todo lo que merece la pena.

Sigue con salud.

Á.

viernes, 18 de abril de 2008

La adolescencia traicionada

Querido S.:

En 1984 Sergio Leone rodó su última película. Con ello llevó a cabo un proyecto acariciado largamente y, además, creó la mejor de sus obras. En verdad, sorprende que el barroco cineasta autor de westerns tan memorables como La muerte tenía un precio (1965), El bueno, el feo y el malo (1966) o Hasta que llegó su hora (1968), sea el mismo que filma la explosión de nostalgia de Érase una vez en América (1984). En esta última, desplaza su mirada del lejano oeste al barrio judío de Nueva York para hablarnos como nadie de la iniciación a la vida, la amistad, el descubrimiento del amor, la traición, la añoranza y, sobre todo, la fidelidad.


Noodles (Robert de Niro) es un gángster neoyorquino que se atiborra de opio en Chinatown. El remordimiento le desgarra: ha traicionado a sus amigos creyendo ayudarles y todos han muerto por ello. Perseguido a causa de su traición, sale de Nueva York, tal vez para siempre.

Más de 30 años después, un misterioso mensaje le obliga a volver a la ciudad. Alguien que conoce sorprendentemente bien los pasos de la antigua banda quiere verle. Enfrentado a los viejos lugares del barrio, tan familiares y tan cambiados, Noodles recuerda paso a paso su vida junto a sus amigos. Leone recrea el barrio judío de Nueva York en los años veinte y coloca en él a una banda de raterillos formada por Noodles, Patsy (James Hayden), Cockeye (William Forsythe) y el pequeño Dominic (Noah Moazezi). Juntos cometen robos y extorsiones a sueldo de un capo local de poca monta, Bugsy.

Pronto la banda crece con la llegada de un nuevo miembro, Max (James Woods, ahí tienes a Shark todo joven). Noodles y él se convierten inmediatamente en los mejores amigos y, como pasa siempre con las afinidades profundas, su mayor rival. Al mismo tiempo que el mejor amigo, surge el primer amor: Noodles se enamora para siempre de Deborah (Elizabeth McGovern, y la Deborah joven interpretada por una precoz Jennifer Connelly). Desde el principio Deborah muestra una gran clarividencia distinguiendo entre la ambición de ella y la poca proyección de futuro de Noodles. Como le dirá años más tarde Max, lleva el olor de la calle pegado a él. Es hermosísima la escena en que Deborah, entre tierna y burlona, le lee el Cantar de los cantares.

Muy pronto la historia se centra en Noodles y Max y deja al resto de la banda en un segundo plano. Un punto de inflexión importante es la entrada de Noodles en la cárcel. A su salida, doce años después, sus socios habrán continuado con el negocio y le habrán reservado fielmente su parte y su puesto. Pero el mundo y sus amigos han cambiado más de lo que Noodles puede suponer. Max hace crecer a la banda a pasos agigantados con golpes cada vez mayores. El reencuentro con Deborah también es amargo. Noodles prepara una cita de princesa (“-¿Llevas mucho esperando?. – Toda la vida”) al compás de “Amapola” la canción de ambos desde que Noodles la espiara mientras ensayaba ballet. Ella también sigue enamorada de él pero quiere seguir con su carrera de actriz, llegar a lo más alto. Desde su salida de la cárcel, lo que será toda la fuente de las desgracias de Noodles es su fidelidad a la banda que él dejó de adolescente, a los amigos y al amor que conoció entonces. Para él todo es aceptable mientras estén todos juntos, lleva la mentalidad de barrio inscrita en él. Pero mientras su juventud quedó truncada por la cárcel, sus amigos siguieron creciendo. Él se aferró a su vida anterior para poder resistir la reclusión; sus amigos continuaron con sus vidas. Esa fidelidad le valdrá 30 años de dolor.

Hay un enorme parecido entre Max y Deborah. Ambos son ambiciosos, ambos tienen a Noodles como una figura fundamental en su vida (su mejor amigo y su gran amor), y ambos lo dejan atrás para seguir con sus planes.

Otro acierto de Leone es la estructura de la película, mezclando hábilmente planos temporales. Noodles revive obsesivamente su vida pasada; no sabe que va a encontrarse de frente con ella. El plano final, con la sonrisa drogada de Noodles recordándolo todo, es inolvidable.

Mención aparte merece, como suele, la banda sonora de Ennio Morricone, una de las más emotivas de su autor junto con La Misión. Aquí te dejo el tema de Deborah para que lo disfrutes. Creo que Érase una vez en América es mi película favorita, o casi. Para mí supera a los Padrinos o cualquier otra película de gángsters. Son casi cuatro horas de película que merecen la pena.



 Un abrazo.

Á.

* * * *
“Este verso disipa las inanes opiniones de que Tsvietáieva nunca aceptó la Revolución. Naturalmente que no la aceptó: pues aceptar las carnicerías humanas, independientemente de los ideales en cuyo nombre se cometan, significa hacerse cómplice y traicionar a los muertos. Aceptar semejante cosa equivale a decir que los muertos son peores que los que han quedado con vida. Semejante aceptación es una posición de superioridad adoptada por la mayoría (de los vivos) respecto de la minoría (de los muertos), es decir, la forma más repulsiva de crápula espiritual. Para cualquier ser humano que se haya criado con normas éticas cristianas, semejante aceptación es inconcebible y las acusaciones de ceguera política o de incapacidad para entender los procesos históricos, manifestada en la negativa a aceptar semejantes cosas, se convierten en elogio de la persona por su clarividencia moral.” JOSEPH BRODSKY, Menos que uno. Ensayos escogidos.

miércoles, 16 de abril de 2008

La frase

Dedicado a Fulgen, ¡ay los gaticos!

Querido S:

Es impresionante la habilidad escurridiza de los políticos cuando tienen la soga al cuello. Aunque con ella amenazan volvernos más idiotas a cada momento. Después de oponerse cerrilmente al trasvase del Ebro, sin haberse molestado nunca en investigar un plan hidrológico para un país en el que el agua está tan desigualmente distribuida (total, ya lo hizo el PP, y si lo hicieron ellos, mal estaría), voilà, resulta que la niña de los ojos de Zapatitos, Cataluña, se queda sin agua. Así que ahora todo son prisas y perder el culo para llevarles agua y que no se note.

Lo primero es eliminar la palabra trasvase, tan cargada de recuerdos. Según María Teresa Fernández de la Vega, no es un trasvase porque no se suministra agua permanentemente. Suponemos que harán un circuito cerrado mediante el cual el agua llegará a Tarragona, la verán, dará la vuelta y otra vez al Ebro. Pero no seamos malos, con ello se refieren a “una aportación puntual de agua”. Es decir, socorremos a los catalanes hasta que ya no pasen necesidad y luego ya volvemos a estar como antes. Rosa Díez afirmó en el debate de investidura que se romperá España cuando se rompa la igualdad. Y es la igualdad la que sale muy mal parada cuando Zapatero juega con las palabras y deja en la estacada a comunidades como Murcia y Valencia, lógicamente agraviadas. Que Cataluña sea un feudo socialista y Murcia y Valencia del PP también da que pensar.

¿Y a qué tanto miedo a la palabra trasvase? Consultada la autoridad, “trasvase” nos manda a “transvase” y ésta a “transvasar”:


transvasar.

(De trans-, de una parte a otra, y vaso).

1. tr. Pasar un líquido de un recipiente a otro.


Real Academia Española © Todos los derechos reservados


Según la ministra, esto se arreglará “sin ningún tipo de trasvase”. ¿Entonces no van a llevar agua a ningún lado? Mal lo pueden arreglar así. Evitando cualquier reminiscencia que recuerde a la política del PP, lo peor de este asunto es que realmente se quedará en una aportación puntual y todo seguirá igual que antes, se le pone una tirita a la hemorragia y a correr.

Pero lo que me ha hecho escribirte, el gran momento zapateril de publicidaZ, es la expresión “banco público de agua”. Cuando la leí, estuve un minuto mirando el periódico como un gilipollas, sin saber si reír o llorar. Me imagino lo que le tiene que escocer ese “público” a alguien del levante. El agua es un bien de todos pero ¿cómo puede ser un bien público si está capitalizada y tenida como propia por cada politicucho cuya ciudad está a la cuenca de un río? ¿Cómo se atreve Juan Alberto Belloch a reivindicar como propio algo que es de todos, al más puro estilo nacionalista (ya se sabe, el PSOE y los nacionalismos…) y luego organizar una Expo del agua con un cinismo a toda prueba? En fin, cosas veredes…

Un saludo.

Á.