jueves, 27 de enero de 2011

Luto por el hombre

Hoy se conmemora el Día de la Memoria del Holocausto. Durante varios años, Europa se convirtió en un gigantesco matadero de personas, especialmente judíos. El antisemitismo, la tecnología y la demencia colectiva confluyeron para producir una aberración sin precedentes. No hay nada nuevo bajo el sol, dice el Qohelet, aunque durante esos años sí hubo algo monstruosamente nuevo. Hay múltiples maneras de acercarse a la Shoah, pero prioritarios son los testimonios de los supervivientes. A los de Primo Levi, de los que ya he hablado anteriormente, sumaría Más allá de la culpa y la expiación, de Jean Améry, muy bien comentado aquí por Eugenio Sánchez Bravo, y el célebre Maus, de Art Spiegelman.



La bibliografía es enorme y elijo los libros anteriores como introducción al tema. Hoy algunos periódicos publican testimonios de algunos supervivientes, concretamente El Mundo y Libertad Digital. Rebuscando por internet para encontrar composiciones musicales que recuerden la Shoah, me encuentro con este estupendo artículo que repasa buena parte de esas composiciones. Cuelgo más abajo los vídeos de Un superviviente de Varsovia, de Schoenberg, y Ricorda cosa ti hanno fatto in Auschwitz, de Luigi Nono. Y, además, aquí se puede descargar Different Trains, de Steve Reich (y he aquí un interesante artículo).






domingo, 23 de enero de 2011

Tarde de domingo

Asuntos que he ido cazando en la prensa estos días:

1. Dos nuevos artículos sobre la prohibición del tabaco: uno de Francisco Rico (que ha causado polémica por la estúpida trola que el autor mete al final: en realidad sí fuma) y otro de Carlos Herrera.

2. Un interesante repaso a lo que podríamos llamar humor faltón, recientes aún las escoceduras que ha causado la tronchante actuación de Ricky Gervais en los Globos de Oro. En España se estila poco o nada ese tipo de humor, al menos en tv. En El Jueves aún se pueden encontrar auténticas dentelladas a personas reales con nombres y apellidos (¡las geniales gañanadas de Pedro Vera!).


3. Un inevitable paralelismo entre Rubalcaba y la fauna política que aparece en The Wire. Una pregunta para los adictos a la serie: ¿qué político español se parece más al endiabladamente zorruno Clay Davis?


4. Las autoridades francesas evitan celebrar el aniversario de Céline por el palmario antisemitismo del autor. Arcadi Espada hace un pertinente comentario en su blog. No es de recibo recordar a los antisemitas, aunque escribiesen libros extrordinarios, ni publicitar a los defensores del tabaco. ¿He olvidado decir que el artículo de Carlos Herrera que enlazo más arriba no fue aceptado por El País, a pesar de haberlo solicitado ellos?

5. Ojo al calendario de las Monster Girls de Australia:

miércoles, 19 de enero de 2011

Marguerite Duras y la guerra

Durante los últimos años de ocupación alemana, una mujer francesa espera. No come, no duerme, sólo espera que su marido, detenido por ser miembro de la Resistencia, regrese del campo de concentración de Dachau. Llega la Liberación, los alemanes son vencidos, los primeros prisioneros empiezan a llegar a sus casas pero de su marido no hay noticia alguna. Visita asiduamente la administración provisional para saber el nombre de los supervivientes, pero él no aparece en ninguna lista, nadie le ha visto ni sabe nada de él. Al poco aparecen repatriados que sí lo han visto, pero sus noticias son confusas debido al marasmo que supuso la liberación. A las preguntas de ella responden con desesperantes contradicciones. Un día la noticia llega al fin: él ha aparecido, tienen que ir a buscarlo a tal ciudad y llevarlo a casa. 


Pero cuando al fin se halla frente a él, encuentra algo que ni remotamente se parece a su marido. Un despojo humano enfermo de disentería y pesando 38 kg con casi 1'80m. El trayecto en coche hasta su casa se ve ralentizado por sus continuas diarreas y sus pérdidas de sentido. Una vez consultado al doctor, ya en casa, han de alimentarle como a un niño pequeño para que recupere el hábito de comer normalmente. La ingesta de pequeñas cucharadas de papilla dorada como polvo de oro da como resultado diarreas de una fetidez insoportable. El régimen bestial de los campos le ha destruido tanto física como mentalmente. La recuperación será lenta y laboriosa. Eliminar el condicionamiento que le ha impuesto el mundo concentracionario requiere de mucha paciencia y amor, y algunas secuelas no se irán nunca.

Esto es, resumido muy groseramente, lo que cuenta el estremecedor diario El dolor, de Marguerite Duras. La espera febril del marido, Robert Antelme (quien durante su recuperación escribiría un testimonio de su estancia en los campos, La especie humana), y el cuidado amoroso y doliente a pesar de que al poco tiempo se separarían (la Duras mantenía un romance con uno de los líderes de la Resistencia, Dionys Mascolo). Duras escribió estas notas en un estado de vigilia que, tal vez terapéuticamente, le hizo olvidarlas durante años, según cuenta en la breve nota introductoria. Con todo, la hiriente lucidez del resultado lo convierte en un testimonio único de las penalidades de la ocupación. La voz rota y ardiente de la autora relata las horas sin fin, las esperas interminables para un documento burocrático que no llega, la confusión y las inseguridades que provoca el vacío de poder, el regreso a casa de los hombres que marcharon a la guerra. Los que regresan, pues ¿cómo registrar todas las vidas caídas en el campo de batalla, los prisioneros ejecutados, los traidores desaparecidos? Tras la angustia de la espera, sobre las mujeres cae el peso de reparar a los que vuelven y velar a los que nunca volverán.


Dos relatos complementan el antes y el después de lo narrado en El dolor. En El señor X cuenta la evasiva relación que mantuvo con un policía alemán por saber de la suerte de su marido tras la detención. En una de las visitas a la administración ocupante para hacerle llegar un paquete a Antelme, la Duras es aconsejada por uno de los oficiales. X (la autora no quiere revelar el nombre) insiste en quedar a menudo con ella, le invita a comer, le da supuestas informaciones sobre su marido. Está enamorado de ella e intenta cortejarla luciendo su autoridad sobre los ocupados. La Duras siente rechazo y curiosidad por el extraño carácter de X, pero no se atreve a romper la relación con él por si pudiese perjudicar de algún modo a Antelme. El caso ilustra muy bien la asimetría que rige las relaciones entre invasores e invadidos, cómo es imposible una relación verdadera entre dominadores y dominados. El desequilibrio de fuerzas vicia desde el comienzo cualquier intento de establecer lazos. 

Otro relato impresionante y revelador es Albert des Capitales. Se han invertido las tornas: después de la Liberación, los franceses recuperan su soberanía y se dedican a la purga de alemanes y colaboracionistas. Un delator es capturado. Porta con él una agenda en el que un nombre resalta sobre los demás: Albert des Capitales. La Resistencia ha de saber a quién corresponden los nombres de la agenda, especialmente ése. Mascolo le encarga a la Duras el interrogatorio. Lenta e implacablemente ella sonsaca al chivato ayudada por los puños de dos compañeros. La estremecedora descripción de la tortura ocupa varias páginas. El traspaso de poder no se hace sin violencia: los resistentes aplican la justicia no sólo para limpiar la escoria resultante del régimen anterior, también para demostrar que el poder ha cambiado de manos.

Hay otros relatos en este libro, aunque sólo uno (Ter el miliciano) es también un testimonio, como los anteriores. El resto son señalados atinadamente como ficción, en oposición a los relatos verídicos de antes. A mi juicio tienen un interés e intensidad mucho menores, y no deberían recopilarse juntos. Algo parecido a lo que sucede con la llamada Trilogía de la noche, de Elie Wiesel, donde a un testimonio real de su estancia en los campos de la muerte (La noche) se suman dos novelas de ficción (El alba, El día). No es que éstas tengan poca calidad, sino que pertenecen a un orden distinto, y, a mi juicio, no deberían estar recogidas en la misma colección que La noche. Pero más allá de todo esto, El dolor es un libro estremecedor que da cuenta con lucidez diamantina de unas experiencias límite. Pongo a continuación la referencia de la edición que he manejado, de la editorial Alba, aunque, inexplicablemente, el libro no aparece en su página web.

El dolor, de Marguerite Duras
191 págs.
Alba Editorial

lunes, 17 de enero de 2011

Cabeza creadora: David Lynch

Leyendo el muy completo libro de Quim Casas David Lynch (Cátedra) uno se sorprende de la variedad de palos que toca el director americano: música, pintura, fotografía, diseño de muebles... La creatividad de Lynch se divierte en múltiples direcciones pero siempre con un toque personal, con una recalada en una serie de motivos recurrentes que dan vida y movimiento al original mundo del cineasta. El libro proporciona bibliografía y un detallado repaso a esos rincones menos transitados de su producción.


Pero lo que atraerá sin duda al lector es el amplio análisis de la obra audiovisual del director, tanto las películas como las series. Desde Cabeza borradora (1977) hasta la descomunal Inland Empire (2006), Casas ofrece una detallada descripción del argumento y la ficha técnica de las películas, además de claves para entender las enrevesadas tramas de Lynch. El mayor defecto que le veo al libro  es una cierta perspectiva de fan, esto es, una carencia de distancia crítica con la que sacar los posibles defectos de las películas. Pero es, insisto, un libro estupendo y muy aguijador para zambullirse en el mundo de Lynch. Muy interesantes son las páginas dedicadas a sus cortos o a las series que realizó, aparte de Twin Peaks: Hotel Room y En el aire, por cuanto revelan aspectos menos conocidos de su trabajo (hablo desde mi experiencia, tal vez los más adictos a las series de tv sí las conozcan).



Desde el comienzo, el trabajo de David Lynch se caracteriza por su materialidad, por su atención fija a las texturas extrañas, las rugosidades, los ruidos de fondo, por su registro de las percepciones periféricas de los sentidos. De ahí su preferencia por los freaks, los seres marcados por un estigma que les hace llevar una vida muy alejada del american way of life que tan a menudo parodia en sus películas. Uno de sus temas favoritos es precisamente el lado oscuro que se esconde tras el típico paisaje urbano: seres marginales sujetos a sus pulsiones más oscuras, violencia frecuente y desmedida, violaciones, fetichismo, el sexo como forma de crueldad... Más allá de los barrios residenciales, de los chalets unifamiliares, de los céspedes recién segados, del chico repartiendo periódicos y del camión de los helados, hay un paisaje industrial desolado y ruidoso en el que la vida toma una forma extravagante y salvaje.




Fundamental en las películas de Lynch es el trabajo del compositor que ha ayudado a que tengan su atmósfera característica: Angelo Badalamenti. Su talento y versatilidad se ajustan como un guante a la diversidad de registros del director. Es más, Lynch ha confesado que escuchando las partituras de su colaborador y amigo se le ha ocurrido más de una idea para sus filmes. Lynch destaca también en el hallazgo de actrices, la mayoría de las cuales tuvieron poca fortuna una vez se alejaron de la órbita del director. Es el caso de Isabella Rossellini, de Lara Flynn Boyle, de Laura Elena Harring... Entre las que mejor supieron aprovechar el empuje que les supuso la colaboración con Lynch está Naomi Watts, habitual en la cartelera hoy día. Y entre los actores hay que destacar, por supuesto, al estupendo Kyle MacLachlan.




La carrera de Lynch es un buen ejemplo de cómo lograr una obra personal pese a presiones de toda índole. Lynch es un artista como los que aceptaban encargos en siglos pasados: aceptaban el encargo y las condiciones, y con todo y con ello marcaban la obra con un sello profundamente personal. Las limitaciones impuestas eran un acicate para la creatividad, no una tara a la sacrosanta libertad creativa. El director americano ha obviado cualquier facilidad narrativa y se ha decantado por las tramas que dejen espacio para ser completadas por la imaginación del espectador. Para introducirse en su obra yo recomendaría sus obras más populares (soy poco original): Terciopelo azul y Twin Peaks, poniendo todas las salvedades que se quiera a esta última por su deriva errática. Lo cual no quita que al menos hasta la mitad de la serie (cuando se captura al asesino de Laura Palmer) sea adictiva en grado sumo, y a ratos magistral. Pero para el que quiera más información, que se sumerja en el muy documentado libro de Quim Casas. No tiene desperdicio.

David Lynch, por Quim Casas
449 págs
Signo e Imagen /Cineastas
Editorial Cátedra

miércoles, 12 de enero de 2011

El oficio de Bach


Aunque en nuestra época es habitual que todo tipo de músicas suenen en cualquier ambiente, no siempre fue así. En el s. XVII la música se componía específicamente para cada ocasión. Así, J. S. Bach se ganaba la vida como compositor para la iglesia luterana, escribiendo música para todas las celebraciones litúrgicas. Las cantatas, motetes, pasiones etc. se interpretaban en la Iglesia de la que Bach era maestro cantor, cobrando un estipendio por ello. El arte musical se liga entonces a una concepción artesanal, al esfuerzo y la pericia en la consecución de una labor. Tenía además una naturaleza íntimamente caduca, ligada al tiempo cambiante de la liturgia. Sólo muchos años más tarde, con Mendelssohn estrenando de nuevo La Pasión según San Mateo, la música de Bach volvería a sonar para no abandonarnos nunca. De todo esto habla la bellísima película El silencio antes de Bach (2007), de Pere Portabella. En esta página puede descargarse y dejo a continuación el fragmento en el que un grupo de jóvenes interpreta en un vagón de metro el preludio de la Suite para cello Nº 1. El sonido de tantos violonchelos combinados es de una contemporaneidad asombrosa. 

martes, 4 de enero de 2011

Por un espacio libre de idiotas (no de humos)

El domingo por la mañana me hallaba en el bar de confianza observando las primeras reacciones a la prohibición de fumar en establecimientos públicos. Sólo vi calma chicha, menos clientela de lo habitual, gente fumando en la calle como apestados, un aire similar al de días anteriores (la gente no se sienta a fumar en un bar cuatro cajetillas de negro sin filtro) y, en la tv, los problemas que realmente afligen a la ciudadanía: paro, miseria, familias sin ningún ingreso, un gobierno empeñado en salvar en cuerpo y alma a la gente a pesar suyo. De momento, he aquí varios enlaces para ver que no estamos solos:


un contundente artículo de Antonio Escohotado


y ojo a la curradísima caja con la primera temporada de Mad Men

lunes, 3 de enero de 2011

Discazos: "Siroco", de Paco de Lucía

Si hay un disco de flamenco que puede gustar a todo tipo de públicos por la indudable belleza de su música, ése es Siroco (1987).. El guitarrista da una exhibición de virtuosismo y sensibilidad en continuo estado de gracia. Imprescindible. Dos opciones de descarga: en el blog Palos Flamencos se encuentra en Rapidshare mientras que en Flamenco a Palo Seco lo hallamos en Megaupload.


01 - La Cañada (Tangos)
02 - Mi Niño Curro (Rondeña)
03 - La Barrosa (Alegrías)
04 - Caña De Azúcar (Rumba)
05 - El Pañuelo (Bulerías)
06 - Callejón Del Muro (Minera)
07 - Casilda (Tanguillos)
08 - Gloria Al Niño Ricardo (Soleá)





Paco de Lucia Caña de Azúcar rumbas
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