lunes, 3 de diciembre de 2007

¿Crisis?¿Qué crisis?

Estimado Á.:

Llevo 15 días dándole vueltas a la respuesta, pero hoy he visto la luz... El reportaje de Noticias Cuatro sobre la actual situación en Iraq me ha encendido la bombilla. Por si no lo has visto era un reportaje del ex-reportero de guerra y ex-compañero de Couso, Jon Sistiaga.

Precisamente ahora cuando la situación en la antigua Babilonia parece que mejora (lo ha reconocido hasta el New York Times, que es como si en España lo reconociese El País) nos ha plantado un reportaje en el cual los soldados americanos se dedican a disparar indiscriminadamente, son los culpables de todo lo que pasa y los insurgentes son los "buenos" (hacer estallar un camión en medio de un mercado es "insurgencia"...). A esto (antiamericanismo por sistema) le juntas la película de Brian de Palma, "Redacted", la actual campaña pro-iraní porque se supone que ha dejado de desarrollar armas nucleares, la fiebre por el "cambio climático" (qué buena la ironía)... y tienes los actuales "principios" de la Izquierda.

El gran problema, desde mi punto de vista, es la crisis de valores en la que está sumido Occidente en general y Europa en particular. En lo referente a España, o como coño se llame esto donde vivimos. ¿Crisis del socialismo? ¿Qué crisis? Siguiendo la línea del libro de Suso de Toro sobre nuestro presidente somos un referente en toda Europa (y ya no digamos en el mundo...) pese a llamarle "fracasada" a Angela Merkel (canciller alemana), que Sarkozy nos chulee (te dejo las azafatas en casa y me debes una) o que, pese a ser supuestamente de la misma línea ideológica, no haya habido una reunión con Gordon Brown... Y que nuestros "amigos" son Fidel (un dictador) y Hugo Chávez (un proyecto de); del amigo Ahmadinejad mejor ni hablamos.

En el PSOE es imposible que se reconozca una crisis de valores: tiene al anterior gobierno o al PP para echarle la culpa de todo (pese a que ya llevan 3 años y cuarto en el gobierno), sus socios nacionalistas le apoyan incluso cuando perjudican a sus votantes (como CiU o ERC con la Ministra de Fomento) y, como clímax, con parte de la derecha que aún sigue acomplejada (40 años de franquismo dan para mucho y el 11-M ni te digo).

Sigue con salud,

S.

Pd: ¿Huele a podrido en España? Arcadi hablando bien de las memorias de Federico Jiménez Losantos. Lo que ha conseguido los nacionalismos!!!
Pd2: Cómo Al-Qaeda se granjeó el odio en Iraq. Artículo

domingo, 2 de diciembre de 2007

Dr. Fleischman...



Haciendo un repaso por las series de mayor calidad hoy (y que suelen coincidir con las de mayor éxito, con notables excepciones, véase Los Serrano), hay dos recursos que los guionistas han aprovechado a conciencia: 1.) el protagonista borde y carismático, genio en su profesión, sarcástico, vividor y encima un jincador nato (House, Shark, Boston Legal); y 2.) el final inesperado, el giro sorprendente de la trama, el folletinesco descúbralo la próxima semana, motivos explotados hasta el ridículo en Perdidos.
Pero la brillantez actual del mundo de las series ofrece muchas más posibilidades: así, destacan por su calidad las producciones que ofrecen el retrato de una colectividad, ya sea la Roma pre-imperial (Roma) o un pueblecito minero sin leyes ni autoridad en el far-west (Deadwood). Un extraordinario precedente de este último tipo es Doctor en Alaska.
Un médico judío de Nueva York recién licenciado, Joel Fleischman, se ve obligado a permanecer cuatro años en un pueblo remoto de Alaska, Cicely, por una cláusula de la letra pequeña de su beca. Allí conoce a la estrambótica población local, una galería de personajes a cada cual más raro y entrañable:
Maurice Minnifield es el fundador del pueblo, un astronauta retirado que quiere construir una gran urbe en Alaska. Toda ciudad ha de tener un buen médico y Maurice no duda en traerse uno desde Nueva York, instalándolo en lo que llama "la Costa Azul de Alaska".



Maggy O'Connell, interpretada por la guapísima Janine Turner (esos labios son un pecado), es la piloto del pueblo y la temperamental casera de Joel.
También encontramos a Chris retransmitiendo desde la radio del pueblo; a Holling y Shelly, él con 63 años y ella con 19, él alcalde de Cicely y propietario de la cafetería del pueblo y ella traída por Maurice después de ser elegida Miss Paso del Noroeste; el indio Ed, fascinado por las películas y la música que llegan poco a poco a Cicely; Marilyn, la secretaria de Joel que no habla nunca...
Todos estos personajes desfilan en cada capítulo mostrando la tranquila vida del pueblo, pendiente como una sola persona de lo que ocurre: las bodas, las peleas conyugales, la llegada del turismo, las fiestas e incluso un homenaje a Twin Peaks, la serie que se emitía por entonces. Todo ello servido gracias a unos diálogos extraordinarios y un sentido del humor tan surrealista como los habitantes del pueblo.
Gracias a vagos.es (una maravilla de la que hablaré otro día) ya voy por la tercera temporada y progresando adecuadamente. Una delicia de serie que no conviene perderse. Ya sabes, ponte a bajarla pero a rajatabla (que diría Cándida).

Saludos.

Á.