miércoles, 30 de diciembre de 2009

Narcoépica

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Querido S.:

Tras una profunda natación de 719 páginas, que diría Cortázar, emerjo de un mundo violento fascinante y visceralmente actual. El microuniverso del narcotráfico es objeto de un número creciente de análisis, recreaciones, homenajes, canares de gesta, persecuciones, odios y, en fin, de una atención fascinada por ese agujero negro que engulle personas, esfuerzos, vidas y todo aquello que atraiga a su centro. El corazón del nihilismo contemporáneo se encuentra ahí.


Desde el comienzo de El poder del perro, de Don Winslow, uno no puede apartar la vista del libro, de ese vertiginoso suceder de intrigas, ambiciones, astucias, manipulaciones. El escenario del libro se desplaza de México a Nueva York, de Los Ángeles a Colombia, pero el horizonte presente o implícito siempre es el mismo: la frontera. Ese puñado de kilómetros que por tierra, mar y aire separa a EEUU del resto del mundo y que narcos de todo pelaje quieren vulnerar para acceder al mayor mercado existente.De impedirlo se encarga uno de los organismos más ambiguos y antipáticos del mundo: la DEA, el brazo ejecutor de esa energuménica guerra contra las drogas que EEUU lleva años librando (y perdiendo).

En el México de los años 70 se cruzan las vidas de narcotraficantes, agentes de lubrira DEA, prostitutas, asesinos... Todos ellos buscan sacar tajada del enormemente lucrativo negocio del tráfico de drogas. Y todos ellos descubrirán que una vez dentro, es imposible salir. Lo que empieza siendo una lucha ideológica o un negocio, con el tiempo y las primeras víctimas cercanas se transforma en simple venganza. Durante tres décadas, los protagonistas de El poder del perro buscan lavar la sangre de sus seres queridos, ya sea de uno o de otro bando. El ansia de venganza propicia el elemento que hace tambalear cualquier organización: la traición.


Winslow se ha documentado a fondo para describir las diferentes vías por las que se introduce la droga en el vecino americano. El auge impresionante de la cocaína que hace volver la vista de todos hacia Colombia, los oscuros manejos de los servicios secretos americanos para comerciar con los narcos y así financiar la guerra sucia en Centroamérica, el cinismo de la Iglesia. El frenético ritmo de la novela no impide detenerse en algunos pasajes sobrecogedores: el catastrófico terremoto de México, las escalofriantes torturas a un miembro de la DEA, el brutal derrocamiento de un capo mediante el secuestro de su familia, el trepidante intercambio final. Son sólo algunas instantaneas sacadas a vuelapluma, sin la profunda unidad que comparten con el resto de la novela.

Una obra imprescindible sobre uno de los dramas de nuestro tiempo. Violenta, divertida, estremecedora, tierna y adictiva en grado sumo. Un acierto pleno de la colección Roja & Negra, dirigida por Rodrigo Fresán, que está editando Mondadori. Y si quieres más sobre el tema, ya hace tiempo te hablé de La Reina del Sur, de Arturo Pérez-Reverte, la novela que más me ha gustado de su autor (junto a las de Alatriste). Con esto y Pink Floyd tocando la maravillosa Time, te dejo.

lunes, 28 de diciembre de 2009

En el corazón del hombre

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Querido S.:

El s.XIX ha sido llamado el "siglo de la novela" por el enorme desarrollo que alcanzó dicha forma literaria, muy ligado al auge de la prensa y a la avidez con que el público devoraba las historias por entregas, los folletines. El crítico italiano Pietro Citati aplica a ese período su voracidad lectora y agudeza crítica en su monumental El mal absoluto. En el corazón de la novela del siglo XIX, una serie de estudios algunos de los novelistas más significativos, de Manzoni a Henry James.

La primera parte del libro analiza a dos autores con los pies en el s.XVIII: Daniel Defoe y Goethe. Robinson Crusoe es un ejemplo paradigmático de los autores y personajes de la novela decimonónica: individuos desgarrados entre su educación burguesa y una tiniebla íntima que les empuja a abandonar hogar y posición para acallar ese tumulto interior. Robinson se hace a la mar movido por tal desasosiego, pero al naufragar en la isla se conduce con una metodología completamente racional para construir una réplica exacta de la Inglaterra en la que no ha querido permanecer.

Citati deja translucir en sendos ensayos la profunda admiración que siente por Dickens y Dostoievski. El genio fabulador de Dickens, su capacidad para hechizar a todo tipo de públicos con su maestría narrativa (Hernán Casciari habla en su blog, Espoiler, de las adaptaciones dickensianas a la televisión). Y la mirada grotesca y trágica de Dostoievski, su fijación por la miseria y las debilidades humanas, los estados enfermizos y alucinados.

Los capítulos dedicados a Robert Louis Stevenson y a Henry James no pueden dejar de leerse sin un sentimiento de empatía y admiración hacia esos hombres tan distintos que entablaron una entrañable amistad hasta la muerte temprana de Stevenson en Samoa. El autor de La isla del tesoro tenía un espíritu inquieto y aventurero, fascinado por los hombres de acción. La mirada honda y escrutadora de James, en cambio, se escondía en los infinitos pliegues de un estilo barroco y complejo.

El arte de Citati convierte cada ensayo en una pequeña joya biográfica, en las que se mezclan el retrato certero con la admiración y la pasión crítica. Uno sólo tiene ganas de abandonar el libro para lanzarse a leer la novela analizada. No hay mejor manera de invitar a la lectura de Los novios, de Manzoni, de Bouvard y Pécuchet, de Flaubert, o de Las alas de la paloma, de James. Citati eleva muy alto el acto de la crítica y transmite al lector uno de los mayores dones que el crítico puede ofrecer: la pasión de leer a los clásicos. Con esto y la Suite Holberg, de Grieg, te dejo.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Monday

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Ese bodrio de revista llamado GQ a veces realiza un reportaje medio decente (reportaje: dícese de preguntas tontas a una jamona) y lo acompaña con fotos acordes al tema. Es el caso de ese vicio humano llamado Rihanna (¡dios, qué piernas!) del que se puede entresacar esto.

Con Monica Bellucci también gastaron el dinero con cerebro:

Por no hablar de esta otra chochona:

jueves, 17 de diciembre de 2009

Diplomacia

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Todos hemos visto esas escenas en películas americanas en las que alguien va al local de moda y el maitre le suelta: "45 minutos, señor". Eso después de tragarse una cola soviética y untar al portero para que no le mande a casa de una patada en el culo por llevar la camisa por fuera. En ese gran relato épico que es Uno de los nuestros, Martin Scorsese desarrolla un esquema habitual en sus películas: lo que podría llamarse "ascenso y caída de...". Un personaje, en este caso un gángster (Ray Liotta), se encuentra en la cúspide de su carrera (no tardará en bajar). En esta escena, una de las mejores de la película, acude al plan B para entrar en el Copacabana: por la puerta de atrás, repartiendo dinero a todo dios y saludando al personal por su nombre. Así se hacen amigos. Todo ello con el Then He Kissed Me de las Crystals de fondo. Me he acordado de esto por un capítulo de Los Simpson, tan prescindible como todos los de las ¿10? últimas temporadas, en el que Bart se convierte en el mejor amigo de Nelson y, a la vez en su protegido. Suena de fondo otra del mismo grupo, He's a Rebel. Lo único bueno de todo el capítulo (y supongo que de toda la temporada). No he encontrado el vídeo de la escena pero ya lo colgará alguien.

martes, 15 de diciembre de 2009

Discazos: "The 6 Unaccompanied Cello Suites", de J. S. Bach

Es difícil elegir entre la vasta producción de Bach. ¿Cantatas? ¿Pasiones? ¿Obra orquestal? Entre lo más accesible se encuentran las Suites para violonchelo, algunas de las cuales (la primera sobre todo) han alcanzado gran popularidad. Tras ardua pesquisa, aquí las tienes en la versión de Yo-Yo Ma. Parte 1 y parte 2. No sé indicarte la procedencia de los archivos, creo que de una web rusa. No preguntes.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Monstruos de papel

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Hay obras fundamentales de la cultura, de las llamadas "de referencia", que muchas veces se conocen de oídas, citadas en todas partes a menudo de segunda mano y que nadie se atreve a leer tanto por su (supuesta) deficultad como por lo desmedido de su tamaño. Ya sabes que en cuestiones de lectura tengo algo de kamikaze y me gusta morder donde hay más chicha, pero siempre hay libros que miro con respeto y un poco de miedo: enormes volúmenes de letra apretada que seguramente exigirán semanas de atenta lectura. Hoy te voy a hacer una pequeña relación de títulos que tengo pendientes y que poco a poco espero ir subsanando. Por supuesto, hay muchos más, estos son únicamente los que ahora me vienen a la cabeza. Aunque sé que de buenas intenciones está pavimentado el infierno, poco a poco me iré adentrando en estos leviatanes impresos y volveré para contártelo. Espero.

1. Historia de la Revolución Francesa, de Jules Michelet

Recientemente editada en castellano con una antañona traducción de Blasco Ibáñez, es una de las monumentales historias de ese período que aparecieron en el XIX. Tres tomos de 1000 y pico páginas cada uno. Michelet tiene fama de fino estilista y gran narrador. Además, tuvo acceso de primera mano a documentos fundamentales de la época. La Revolución Francesa es uno de los períodos históricos que más me atrae por su concentración en pocos años de todo lo que sucedería en los dos siglos siguientes. Otro libro muy interesante y más accesible es Ciudadanos, de Simon Schama. Fernando Savater y Félix de Azúa loan las gracias de Michelet.


2. Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo

Otro tocho que rondará, si no supera, las mil páginas. La literatura que produjo el encontronazo con las Yndias no tiene igual en la historiografía precedente. Los españoles se encontraron ciertamente con un nuevo mundo, y narraron con estupor aquellos años de maravillas, oro y guerras. Díaz del Castillo narra la mítica conquista de México por Hernán Cortés, el cara a cara de dos culturas que resultó fatal para los indígenas.

3. Las principales corrientes del marxismo, de Leszek Kolakowski

Tres tomos que se adentran en la teoría que más ha influido (casi siempre para mal) en el mundo moderno. Marx, el eterno ladrón de energías, que decía Juan Goytisolo. Kolakowski huyó de la tiranía en su Polonia natal y dedicó buena parte de su vida al análisis de las teorías de aquel polémico judío. Christopher Domínguez Michael elogia el libro en su blog.


4. El origen de las especies, de Charles Darwin

¿Qué puedo decir yo acerca de este mítico libro? Los viajes alrededor del globo a bordo del Beagle suponen uno de los hitos de la ciencia. Con las arremetidas incesantes de supersticiosos de toda laya (léase creacionistas) no está de más acercarse a uno de los mejores frutos de la observación, el trabajo de campo y el atrevimiento teórico. Aquí te dejo enlaces correspondientes al Año Darwin y al interesantísimo blog Revolución naturalista.

5. Archipiélago Gulag, de Alexander Sholzenitshyn

Un testimonio bestial de uno de los mayores horrores de la historia. Tusquets ha terminado la edición íntegra de este catálogo de horrores, digno de figurar al lado de los relatos de aquel otro horror paralelo llevado a cabo por los nazis. Tres gruesos volúmenes a los que espero poder dedicar pronto la debida atención. Mario Vargas Llosa lo comenta en una de sus Tribunas.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Ellroy/Los Ángeles

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Es de imaginar la sorpresa de Edgar Allan Poe si hubiese llegado a ver la extraordinaria fortuna y continuación que tuvieron sus cuentos analíticos, en los que un sujeto usa unas inmensas facultades deductivas para remontar el río de causas que han llevado a una situación determinada. Su detective Auguste Dupin dejaba pasmados a sus oyentes al resolver los más intrincados crímenes a veces incluso sin moverse de su sillón. Hay tres historias protagonizadas por Dupin (Los crímenes de la calle Morgue, El misterio de Marie Roget y La carta robada, junto al precedente de El escarabajo de oro). Si ya en la segunda mitad del XIX la fórmula hizo fortuna con la popularización de multitud de personajes que hacían uso de esas particulares facultades (recordemos tan sólo al detective privado Sherlock Holmes y al ladrón Arsène Lupin), el siglo posterior iba a idolatrar tal género (llamado serie negra a raíz de la edición de una colección francesa con las tapas de dicho color) creando todo tipo de variantes. A partir de las novelas de Dashiell Hammet y Raymond Chandler, el investigador se convirtió en un husmeador de la zona más oculta de la sociedad, de todo lo que se esconde detrás de la respetabilidad y la convención. Cierto principio estabilizador en medio del desorden de las pasiones.


La obra de James Ellroy se alza imponente y fascinadora en el mundo de la novela. Su relación con la literatura pulp más efectista y barata no le ha impedido construir un lúcido discurso acerca de la atracción del mal y el crimen en la sociedad norteamericana. Centrando su bisturí en las décadas de los 40's - 60's, disecciona la sociedad angelina de la época en el Cuarteto de Los Ángeles. En su trilogía en curso, América, da cuenta de grandes figuras históricas como Kennedy y su influencia en la configuración de la personalidad colectiva de la nación. Pero hoy voy a hablarte del Cuarteto.


Conformado por La Dalia Negra, El gran desierto, L. A. Confidencial y Jazz Blanco, cada una de estas novelas supone una cruda mirada a las miserias y barbaridades de la sociedad en el L.A. de los años 50. Desde la falta de escrúpulos de una policía dominada por la codicia y la ambición de medrar hasta la imagen de cartón-piedra de las estrellas de Hollywood, a quienes no les duele matar o prostituirse para alcanzar el estrellato, la sociedad angelina se debate entre las drogas, los negocios ilegales, el próspero y turbulento mundo del cine y un departamento de policía que busca pillar cacho allí donde pueda. Los policías, las estrellas y los mafiosos conviven en un inestable cóctel en el que todos sacan partido de todos. Pero los acuerdos incumplidos y las luchas de poder dan como resultado escenas brutalmente sangrientas.

Los personajes de Ellroy son tipos emocionalmente mutilados, propensos a la violencia. Sin embargo, también son enormemente tenaces y capaces de llevar sus cometidos hasta sus últimas consecuencias. Policías o expolicías que conocen al dedillo la sociedad angelina, suelen enfrentarse a una tarea que pondrá a prueba su habilidad, su valor e incluso su humanidad. La aparición de brutales asesinos en serie (malsana obsesión de los americanos, según Ellroy) da comienzo a frenéticas investigaciones que van erosionando el mundo de los personajes hasta el estallido final. Nunca salen indemnes del resultado.



Algunos de los personajes del Cuarteto saltan de una novela a otra para dotarlas de un invisible hilo conductor que desemboca en Jazz blanco. Es muy de destacar el maquiavélico y omnipresente Dudley Smith, uno de los personajes mejor construidos de Ellroy, auténtico genio del mal que mueve los hilos de buena parte de las historias. Las novelas del Cuarteto, con excepción de la última, tienen varios protagonistas cuyas investigaciones paralelas confluyen en una trama común. El estilo de Ellroy es diabólicamente telegráfico, con abundancia de verbos. Su fectividad está garantizada por cualquiera que haya leído sus novelas. Además de la excelente L.A. Confidencial, adaptada por Curtis Hanson y con Russell Crowe, Kevin Spacey y Guy Pearce de protagonistas, recientemente Brian de Palma ha adaptado La Dalia Negra con un resultado bastante aceptable. Con esto y los créditos de L. A. Condidencial, te dejo.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Música de siempre

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Buena época para dedicarle más tiempo a uno de los monumentos de la civilización occidental: la música clásica. Con el ruido infernal de ese monstruo que es la publicidad, recipiente de estupideces, tópicos, vulgaridades y, sobre todo, ruido y más ruido, se hace difícil acostumbrar el oído a las sonoridades de otros tiempos. Te ofrezco un par de blogs y un par de discos para que disfrutes de las creaciones de los mejores oídos que han producido los últimos siglos.

1. Oratorio de Navidad, de J. S. Bach


El músico entre los músicos compuso una de sus obras más festivas precisamente para este tiempo de celebración, según el calendario cristiano. Refundición de cantatas anteriores, Bach eleva los himnos luteranos a belleza universal. Esta versión del gran Philippe Herreweghe nos la ofrece el gran blog Branle de Champaigne, especializado en música barroca. Imprescindible.

2. Piano Concerto Nº 1, de Tchaikovsky


En Estados Unidos debe ser habitual la interpretación navideña del Cascanueces porque no hay serie o película donde no lo incluyan. Así y todo es una música que gusta a todo tipo de públicos. Yo te recomiendo la versión para piano de Martha Argerich, que viene precedida por el Concierto para piano Nº 1. Puedes encontrar este gran disco en el magnífico Classical for everyone, un blog donde puedes proveerte de una magnífica discoteca clásica a golpe de tecla.

Piano concerto No. 1 in B flat minor, op. 23
Martha Argerich, piano
Berliner Philharmoniker
Claudio Abbado, conductor
The Nutcracker, op. 71a
Martha Argerich, piano I
Nicolas Economou, piano II

martes, 1 de diciembre de 2009

Hechos

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Ayer salió a la luz Factual, un nuevo periódico digital. La empresa ha sido obra, entre otros, de Arcadi Espada y pretende ofrecer una información objetiva, esto es, al margen de ideologías particulares.

Una de sus ideas matrices es que "el periodismo se paga". Así, los contenidos son de pago pudiéndose comprar una suscripción de un año por 50€. A modo de prueba, sólo por registrarte obtienes un saldo de 5€ para poder deambular por el periódico a voluntad.

Será interesante contrastar los titulares de Factual con los de otros periódicos (cosa que ya hace hoy Santiago González). Una de las secciones más interesantes será la de Cultura 3.0, donde según los responsables del periódico se aplicarán los mismos criterios científicos que en el resto.

Pongo un enlace directo en nuestros links recomendados. En fin, salud y larga vida.

He aquí al hombre

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En este día perfecto en que todo madura y no sólo la uva toma un color oscuro acaba de posarse sobre mi vida un rayo de sol: he mirado hacia atrás, he mirado hacia delante, y nunca había visto de una sola vez tantas y tan buenas cosas. No en vano he dado hoy sepultura a mi cuadragésimo año, me era lícito darle sepultura, - lo que en él era vida está salvado, era inmortal. La Transvaloración de todos los valores, los Ditirambos de Dioniso y, como recreación, el Crepúsculo de los ídolos - ¡todo, regalos de este año, incluso de su último trimestre! ¿Cómo no había yo de estar agradecido a mi vida entera? Y así me cuento mi vida a mí mismo.
FRIEDRICH NIETZSCHE, Ecce homo


Un hombre bien vestido y perfumado, solitario y muy educado, que jamás levanta la voz, más bien tímido: ésa podría ser la descripción de Nietzsche por parte de alguien que lo hubiese conocido. En el tiempo anterior a su desmoronamiento psíquico en Turín, nadie de los que se relacionaban con él en el hotel en que se alojaba podría haber sospechado que ese extranjero enfermizo y encantador era uno de los filósofos que más daría que hablar en el siglo siguiente. Como el mismo Nietzsche quiso, su nombre ha ido asociado a grandes guerras, a tragedias sin cuento, a la parte más inhumana, en fin, del s.XX. En el preludio a la demencia que le doblegaría los 11 últimos años de su vida, un período de extraordinaria fecundidad creativa, Nietzsche redactó una de las autobiografías más sorprendentes en cualquier lengua: Ecce homo. Cómo se llega a ser lo que se es.


En este texto breve y a ratos deshilachado (debido tanto a las mutilaciones que le infringió la hermana del autor, restauradas en esta edición, como a las penosas condiciones de salud en que lo redactó Nietzsche), sorprende en primer lugar la egolatría, cuando no megalomanía del autor. Véanse si no los títulos de los capítulos: Por qué soy yo tan sabio, Por qué soy yo tan inteligente, Por qué escribo yo libros tan buenos, Por qué soy yo un destino. En los dos primeros capítulos hace una heterogénea mezcla con la calidad de su ascendencia (se atribuye a sí mismo un más que dudoso linaje aristocrático polaco), diatribas varias contra su madre y su hermana o una relación de sus costumbres y su dieta. Todo ello destinado a dar razón de la multitud de causas que han confluido en la creación de una personalidad tan singular como la de Nietzsche, la cual ha alumbrado unos pensamientos que dividen la historia de la humanidad en dos. O al menos eso dice él.

La base del pensamiento nietzscheano, lo que le da atractivo y, a la vez, es causa de la zona más intransitable de su pensamiento, es una energuménica y radical
afirmación de la vida. No sólo la belleza, la alegría y la risa, Nietzsche acepta y, aún más, ensalza la parte más negra de la existencia: el sufrimiento, la crueldad, la destrucción. Tanto lo bueno como lo malo forman un todo indisoluble. Como muy bien expresa un poema de su inalcanzada Lou Andreas Salomé:


Al dolor

(oración a la vida)

¡Sin duda un amigo ama a su amigo

como yo te amo a ti, vida llena de enigmas!

Lo mismo si me has hecho gritar de gozo que llorar,

lo mismo si me has dado sufrimiento que placer,
yo te amo con tu felicidad y tu aflicción:

y si es necesario que me aniquiles,

me arrancaré de tus brazos con dolor,

como se arranca el amigo del pecho de su amigo.


Con todas mis fuerzas te abrazo:

¡deja que tu llama encienda mi espíritu

y que, en el ardor de la lucha,

encuentre yo la solución al enigma de tu ser!

¡Pensar y vivir durante milenios,

arroja plenamente tu contenido!

Si ya no te queda ninguna felicidad que darme,

¡bien! ¡Aún tienes - tu sufrimiento!


Negar una de las partes supone caer en el peor de los pecados: el nihilismo, esto es, la negación de la realidad dada en aras de un mundo inexistente, inventado por aquellos incapaces de tomar la vida con toda su violencia y su belleza. Estos espíritus débiles son los que, contra todo pronóstico, han prevalecido sobre los fuertes y han impuesto su moral y sus valores. Estos ministros de la moral del resentimiento están claramente identificados: los sacerdotes, y su moral es, por supuesto, el cristianismo. Han conseguido que sus valores (humildad, compasión, pobreza, castidad) oscurezcan los valores auténticos, aristocráticos (crueldad, orgullo, fuerza, vitalidad).

Todo lo anterior lleva a una de las partes más controvertidas del pensamiento nietzscheano, en la que conviene deslindar lo que es de su cosecha de lo que se le ha añadido posteriormente: el superhombre. Éste es, ni más ni menos, quien acepta los valores que dicen sí a la vida, aquel que acepta el sentido trágico de la existencia. Es sintomático que el débil, enfermizo y vulgar Nietzsche le aplique los calificativos exactamente opuestos a él: fuerte, vigoroso, saludable, aristocrático. Por otro lado, no hay que sumarle ideas que Nietzsche no tuvo: por ejemplo, idea alguna de superioridad de raza. En abundantes pasajes de Ecce homo se lanzan andanadas asesinas contra los alemanes y la cultura alemana. Nietzsche se considera culturalmente francés. Y ya he mencionado sus fantasías sobre su ascendencia polaca. En cuanto al antisemitismo, jamás critica a los judíos en cuanto tales (de hecho, criticó a Wagner por su burda judeofobia) y es un rendido admirador del Yahvé veterotestamentario frente a la moral judeocristiana. Sin embargo, todo esto no le exime de ser un precursor ideológico, por su filosofía de señores contra esclavos, del mundo de los Lager, como ya mencioné en otra parte.

La obra de Nietzsche, viva y polémica, aún sigue teniendo una indiscutible vigencia para pensar y analizar muchas de las tendencias actuales. Es de destacar, como es costumbre en su autor, el vigor y la agilidad del estilo. Sorprende este contraste también: el Nietsche correcto, educadísimo, incapaz de levantar la voz, aparece en sus escritos casi siempre con un tono declamatorio atronador. Ecce homo es, en fin, una buena manera de iiniciarse en el pensamiento de este autor.

POSDATA: No quiero despedirme sin antes recomendarte las últimas entregas del magnífico blog Tangencias, en las que nos ofrece grandes ilustraciones de El Señor de los Anillos, de Jean Giraud y de su otro yo Moebius. Con esto y el concierto Emperador de Beethoven con Glenn Gould al piano, te dejo.