lunes, 19 de enero de 2009

Oh, lisensiada

Hablando de tullidas mentales, busco y encuentro una anécdota de Haydée Santamaría, alta funcionaria cubana y “heroína de la Revolución”, en palabras de Guillermo Cabrera Infante, quien narra esta edificante historia en su libro Exorcismos de esti(l)o:


MARX AND ANGELS


La señora posiblemente acababa de salir de la peluquería: uno nunca sabe con ella. Aunque bien mirada parecía que no había estado nunca en una peluquería. Si se la conocía, se veía que siempre parecía que no acababa de salir de la peluquería. Aun cuando acabara de salir. O de entrar.


La señora tal vez acababa de salir de la peluquería. Nunca se supo. Lo único que se sabe es que miró al escritor y al poeta y con el mismo gesto de ensartarse una mecha rubia a su cabeza para decirles histórica con una entonación inocente pero culpable y tal vez inocente, en falsete:


-¡Lo que es la ignorancia! Hasta hace muy poco yo creía que Marx y Engels eran una sola persona. Ustedes saben, como Ortega y Gasset.


Si los de nuestra monarquía bananera son de chiste, nuestros amiguísimos comunistas son de juzgado de guardia.

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