lunes, 28 de diciembre de 2009

En el corazón del hombre

a
Querido S.:

El s.XIX ha sido llamado el "siglo de la novela" por el enorme desarrollo que alcanzó dicha forma literaria, muy ligado al auge de la prensa y a la avidez con que el público devoraba las historias por entregas, los folletines. El crítico italiano Pietro Citati aplica a ese período su voracidad lectora y agudeza crítica en su monumental El mal absoluto. En el corazón de la novela del siglo XIX, una serie de estudios algunos de los novelistas más significativos, de Manzoni a Henry James.

La primera parte del libro analiza a dos autores con los pies en el s.XVIII: Daniel Defoe y Goethe. Robinson Crusoe es un ejemplo paradigmático de los autores y personajes de la novela decimonónica: individuos desgarrados entre su educación burguesa y una tiniebla íntima que les empuja a abandonar hogar y posición para acallar ese tumulto interior. Robinson se hace a la mar movido por tal desasosiego, pero al naufragar en la isla se conduce con una metodología completamente racional para construir una réplica exacta de la Inglaterra en la que no ha querido permanecer.

Citati deja translucir en sendos ensayos la profunda admiración que siente por Dickens y Dostoievski. El genio fabulador de Dickens, su capacidad para hechizar a todo tipo de públicos con su maestría narrativa (Hernán Casciari habla en su blog, Espoiler, de las adaptaciones dickensianas a la televisión). Y la mirada grotesca y trágica de Dostoievski, su fijación por la miseria y las debilidades humanas, los estados enfermizos y alucinados.

Los capítulos dedicados a Robert Louis Stevenson y a Henry James no pueden dejar de leerse sin un sentimiento de empatía y admiración hacia esos hombres tan distintos que entablaron una entrañable amistad hasta la muerte temprana de Stevenson en Samoa. El autor de La isla del tesoro tenía un espíritu inquieto y aventurero, fascinado por los hombres de acción. La mirada honda y escrutadora de James, en cambio, se escondía en los infinitos pliegues de un estilo barroco y complejo.

El arte de Citati convierte cada ensayo en una pequeña joya biográfica, en las que se mezclan el retrato certero con la admiración y la pasión crítica. Uno sólo tiene ganas de abandonar el libro para lanzarse a leer la novela analizada. No hay mejor manera de invitar a la lectura de Los novios, de Manzoni, de Bouvard y Pécuchet, de Flaubert, o de Las alas de la paloma, de James. Citati eleva muy alto el acto de la crítica y transmite al lector uno de los mayores dones que el crítico puede ofrecer: la pasión de leer a los clásicos. Con esto y la Suite Holberg, de Grieg, te dejo.

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