Para las horas muertas del fin de semana (si las hay), he aquí una pequeña selección de cultura varia con la que pasar buenos momentos.
Tiempo de Marte, de Philip K. Dick
Novela temprana de Dick, contiene todos sus motivos recurrentes aunque en una forma menos delirante que en novelas posteriores: la colonización del espacio, el choque con posibles formas de vida alienígenas, los poderes/enfermedades mentales, la potencia mental aún sin descubrir... El argumento se sitúa en un futuro próximo (bastante próximo, de hecho: los años 90; recordemos que la novela se publicó en 1964) en el que la colonización de Marte avanza lenta pero firmemente. Los pioneros huyen de una Tierra superpoblada a un ecosistema árido pero lleno de expectativas. La aparición de un niño con habilidades precognitivas puede ser la clave para inclinar la balanza en un sentido determinado en las luchas de poder. Como es habitual en Dick, las fuerzas mentales liberadas provocarán estragos en otros cerebros imprudentemente ambiciosos.
El cine estilográfico, de Vicente Molina Foix
El fino olfato crítico y la aproximación personal caracterizan esta recopilación de artículos de Molina Foix. El autor recorre una amplia variedad de cinematografías, desde las centroeuropeas a las orientales. Una lúcida guía del cine del s. XX (suena raro decirlo así, como si dijese "del Renacimiento"), cuenta con un prólogo de Guillermo Cabrera Infante. En la revista Letras Libres pueden encontrarse las aproximaciones al cine que don Vicente realiza actualmente.
De la simple existencia, de Wallace Stevens
Poeta tardío, Stevens es uno de los poetas norteamericanos imprescindibles del s XX. Su obra mezcla equilibradamente la reflexión filosófica con el amor por la realidad inmediata. Esta edición, a cargo del poeta Andrés Sánchez Robayna, cuenta con una selección de los Adagia, los célebres aforismos de Stevens. Un ejemplo:
"La precisión en la observación equivale a la precisión en el pensamiento".
Fandango, Sinfonie & La Musica Notturna di Madrid, de Luigi Boccherini
Estupendo disco con la mejor versión que he oído del célebre Fandango de Boccherini. Esas castañuelas son pura energía.
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