sábado, 4 de junio de 2011

Mal colectivo

FASCISTA. Hombre moral, intelectual y casi físicamente negativo, cuya negatividad se expresa en hostilidad, en odio, en voluntad de destrucción de todo cuanto es positivo. Por estas cualidades suyas, el fascista está muy cerca del delincuente y acaba constituyendo con éste un solo e idéntico tipo humano. La diferencia entre fascista y delincuente reside en que, mientras que el delincuente está aislado y solitario -y esta soledad es su drama, su heroísmo, su poesía-, el fascista es un delincuente colectivo y "social". El fascista aislado pierde su calidad de fascista, su fuerza de delincuente se "evapora", y él mismo se convierte en un hombre aparentemente inocuo: en un hombre corriente. Era preciso descubrir el significado secreto del fascio en tanto que símbolo, es decir, de la unión sin la cual la criminalidad del fascista no puede actuar.

Alberto Savinio, Nueva enciclopedia
(Traducción de Jesús Pardo)

2 comentarios:

  1. Esa es la caracterización de demonio que usa la iglesia católica, pero con una sola y crucial diferencia, que el demonio no es un humano, sino un ángel caído, algo exterior al ser humano. En esa definicion, el dascista es ni más ni menos que el demonio personificado en el humano al que se le aplica la definición de "fascista".

    La esencial maldad de las cogitaciones de la izquierda está resumida en esa definición de fascista. Contiene todo lo que tiene de suplantación degenerada de aquello que critica como malo, en este caso, el demonio de los católicos pasa de ser una creencia risible a ser usada con toda seriedad y de manera perversa, para estigmatizar como lo peor no a un ser malévola o, sino a un ser humano, a aquel que en cualquier momento resulte útil estigmatizar. No será una persona mala o equivocada, como para los católicos, será el mismo demonio.

    La izquierda es esencialmente inmoral. A la izquierda pertenecen los 100 millones de muertos en nombre de la virtud revolucionaria. A la izquierda pertenece la socialdemocracia, la que arruina países enteros en nombre del robo como impuesto para la solidaridad.

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  2. Lo cierto es que no acabo de relacionar (culpa mía) lo que usted comenta con lo que dice el texto de Savinio.

    Si no he entendido mal dicho texto, el escritor italiano subraya el carácter social del fascismo, la permisividad legal que tales regímenes confieren a acciones normalmente achacadas a delincuentes (grosso modo, todo tipo de vejaciones y maltratos destinados a los de distinta ideología). La supervivencia del fascista depende del régimen que tolera y, aún más, exige el cumplimiento de tales barbaridades en tanto están bendecidas por el Estado.

    En resumen: el fascista entre fascistas es peligroso por el respaldo (directo o tácito) de la sociedad. Un fascista aislado, en democracia, es una pieza de museo o un personaje de Torrente. Si no he entendido mal el texto.

    Y, volviendo al comienzo, sigo sin pescar la relación entre su diatriba contra la izquierda y la definición de Savinio. Y la aplicación de los conceptos teológicos a este texto en particular me parece bastante errada.

    Un saludo.

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