En Jot Down hablo de la espléndida película de Volker Schlöndorff El silencio tras el disparo (1999). Una generación de jóvenes europeos entregada al ideal y al romanticismo, esto es, a la matanza de inocentes y la alianza con estados más que criminales. Los padres de los años 60, antiautoritarios y amigos de la libertad absoluta (y, por tanto, de la desorientación absoluta) criaron a unos chavales sanos, amantes del arte, defensores de los desfavorecidos, hijos caprichosos de un sistema al que querían destruir. Unos completos amorales. Y una razón más para alegrarse de la caída del Muro de Berlín.
El silencio tras el disparo
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