sábado, 18 de abril de 2009

Dulce, sucio, fulgurante amor


Querido S.:


Es la de Pere Gimferrer (1945) una de las trayectorias poéticas más impresionantes que podemos encontrar hoy en España, con la riqueza añadida de desarrollarse en dos idiomas, castellano y catalán. En ambos, Gimferrer ha demostrado un virtuosismo poético sin parangón.




Otro día hablaré de su ultimísima producción, en la que ha retornado con brillantez al castellano. Hoy quiero centrarme en Mascarada (1996), un extraordinario poema extenso en catalán (admirablemente trasladado al castellano por Justo Navarro) que levantó polémica por varios motivos. Mascarada se compone de 453 versos en eneasílabos y es un ardoroso homenaje a la mujer del autor, María Rosa Caminals. Pocas obras literarias pueden encontrarse que describan el amor y la pasión más exaltada de manera tan encendida. El uso incesante de imágenes bélicas, fantasmagóricas y eróticas le confiere al poema un aura brumosa y centelleante a la vez. En un París fantasmal y en una adolescencia lejana transcurre el amor oculto, nuevo y delicioso de dos muchachos.



Con el brillo y la novedad de un relámpago, así surgen amor y poesía. Gimferrer busca cambiar la vida y el mundo mediante ambos, muy influido por el surrealismo. El fulgor de la pasión lleva a los amantes a mundos prohibidos, a las últimas lindes del cuerpo. Y he aquí uno de los motivos por los que dio que hablar el poema (el otro fue una crítica directa a Felipe González; nótese que el poema se escribió en el otoño de 1995, época del hundimiento socialista): esa exploración radical del cuerpo lleva a los adolescentes más allá del cuerpo mismo, a la suciedad y el excremento. Si al comienzo del poema se habla de


Todas estas floristerías

tienen el color de tu vientre

sí la claridad de tus ancas

orina goteante oh lágrima


luego llegan, con violencia y belleza incomparables, estos versos:


Con qué blanca violencia cae

hasta abrirse tu espalda y son

dos flores de cobre tus nalgas

que abiertas derraman dulzura

el presente de las dos lunas

oro depuesto lo más tibio

fondo de toda tu pureza

Ah el ángel de la coprofilia

la piel de armiño de los ángeles

el doble arcángel de las nalgas

frufrú de noches clandestinas

de una colegiala en París

el gotear del cobre líquido

nalgas que dan melocotones

regalan monedas de moka

aroma de ámbar subterráneo

No no toquéis nunca esta luz

No profanéis el cielo suave


Es una pequeña muestra del estilo abrupto y visionario, radical y profundamente libre del poema. El tema coprofílico no es ajeno a alguna literatura surrealista. Pero en las manos de orfebre de Gimferrer adquiere una potencia y luminosidad indescriptibles, dejando muy atrás a la mayoría de poetas contemporáneos. En fin, si te atreves a abordar la obra de Gimferrer tal vez te gusten los dos últimos libros que ha publicado: Amor en vilo y Tornado. En ellos ha regresado al castellano después de muchos años de escribir en catalán. Para una visión de conjunto es preferible Marea solar, marea lunar, una excelente antología en la que se incluye Mascarada íntegro.


En fin, vete por lo segao y con la banda sonora de la extraordinaria Wonderland, compuesta por Michael Nyman, me despido.

.



Un abrazo,


Á.

No hay comentarios:

Publicar un comentario