Querido S.:
Leyendo el blog de sexo de El Mundo, Cama redonda, perpetrado por el gran Josep Tomás (el de "con estas manitaaaaas"; ver vídeo infra) me entero de que las piernas consideradas como una de las bellas artes no pasan por un momento de gloria. No sé cómo estará el ranking de fetichismos actualmente (supongo que en la cima estarán, como toda la vida, los pechos y el culo, o yo llevo en coma media vida), aunque, como sugiere Josep, la escualidez del modelo de belleza actual no favorece la ostentación de piernas elegantes y sólidas sino, más bien, el abundamiento de una suerte de apéndices filiformes que apenas sirven para otra cosa que andar.
Los amantes de las piernas admiramos una serie de complementos que nos suliveyan sobremanera pero que, para nuestro eterno pesar, la moda ha ido arrinconando poco a poco (aunque puede que algún diseñador iluminado los vuelva a poner de actualidad, como pasó con los pantalones de campana): las medias y los ligueros. Estas sugerentes prendas, combinadas con los zapatos de tacón un poco alto, estilizaban las piernas, hacían bailar las caderas y, en fin, le daban un explosivo erotismo al andar que ponía a los hombres (y a algunas mujeres) como verracos. Supongo que la aparatosidad de dichas prendas fue relegándolas en favor de ropa más práctica. En mi memoria erótica, su atractivo viene dado por el cine, y yo lo asocio (supongo que por las limitaciones de mi experiencia fílmica) a la Italia de posguerra, llegando hasta los años 60 y posiblemente algo más tarde (aunque ya por entonces la minifalda comenzaba a hacer estragos introduciendo un nuevo paradigma en la mente masculina: el de enseñar cacha, algo que sólo podía verse, previo pago, en las casas de putas). Muy representativo del imaginario erótico de alguien de aquella época es Malena, del almibarado Giuseppe Tornatore, interpretada por la no muy expresiva actriz pero mujerón monumental (características que comparte con las divas italianas de antaño) Monica Bellucci. Atento a la obsesión de Renato (el protagonista) con los muslos de la Bellucci (remarcados por los ligueros).
Aunque no todo está perdido. La belleza femenina resiste ahora y siempre al invasor en forma de pantalón ancho o de dietas salvajes, y encontramos mujeres con unas piernas tan espectaculares como las de la cantante Rihanna o las interminables de Pilar Rubio.
Josep Tomás inclye en su cometario una canción de ZZTop que yo no conocía (no te pierdas el vídeo de Carmen Electra bailándola), así que no quiero ser menos y también incrusto aquí una canción: la mítica Hot Legs, de Rod Stewart. Con eso y un fragmento del Poema de Siete Faces, de Carlos Drummond de Andrade, te dejo.
El tranvía pasa lleno de piernas:
piernas blancas negras amarillas.
Para qué tantas piernas, Dios mío, pregunta
mi corazón.
Sin embargo mis ojos
no preguntan nada.
Los poetas han dicho cosas más hermosas, de las piernas, de los labios, de los pies, las orejas, el cabello, de los ojos, partes a las que podemos regresar a descubrir miles de metáforas que aún siguen escondidas.
ResponderEliminarMuy cierto. El tema del deseo es prácticamente el único denominador cómún en los poetas de cualquier época.
ResponderEliminarDel mismo Drummond de Andrade te recomendaría echarle un ojo a este libro, lleno de poemas refulgentes que muestran un profundo amor al cuerpo femenino:
http://www.hiperion.com/maqueta.php?p=detalles&id=666&secc=e
Un saludo y bienvenido al blog.