Si en la primera temporada de The Wire podíamos observar el contrabando de drogas y las luchas de poder en los barrios del interior de Baltimore, en la segunda nos desplazamos a una zona periférica no menos conflictiva: el puerto. Los autores de la primera escucha ven recompensada su labor con degradaciones, traslados a destinos indeseables y trabajo de oficina. Otro acierto de la serie: el trabajo policial sólo da resultado molestando a superiores, jueces y políticos. En consecuencia, los investigadores siempre tienen a gente muy poderosa deseando hundirles en la miseria.
McNulty ha sido trsladado al destino que más odia: la patrulla marítima. El teniente Daniels y Kima hacen trabajo de oficina. Sólo el detective Freamon ha salido del "cajón" y ha vuelto a Homicidios. Varios sucesos confluyen para que todos vuelvan a reunirse en una investigación: por un lado, McNulty encuentra flotando en las aguas de la bahía el cuerpo de una mujer. Por otro, en uno de los contenedores de carga del puerto se descubre por casualidad a varias mujeres muertas, inmigrantes ilegales. Y, además, el casi oligofrénico comandante Valchek, suegro de Pryzbylewsky, manda investigar (por un pique en la iglesia a la que acuden los católicos polacos) al jefe sindical del puerto, Frank Sobotka.
Todo ello lentamente va sacando a la luz las turbias connivencias del sindicato del puerto, al borde de la desaparición, con la mafia griega para introducir todo tipo de mercancías ilegales en el país. De esa manera, Sobotka obtiene el dinero necesario para sobornar a los políticos locales y así revitalizar el agonizante negocio de los muelles. Los trabajadores de reúnen en una bar, los más viejos para rememorar tiempos pasados, los más jóvenes para pensar en otros trabajos, no importa si ilegales, con los que contar con más dinero a fin de mes. Alcoholizados todos ellos. La torpeza y la codicia hacen que el sindicato se desmorone sin remedio.
Paralelamente a esta trama, los traficantes negros de la anterior temporada siguen con sus negocios, aunque sin levantar cabeza. Stringer intenta revitalizar el negocio con la ayuda de bandas rivales, en contra del criterio de Avon. Además contrata a un peligroso asesino que promete dar juego en la siguiente temporada: el hermano Mouzone. Y Omar, el Salvaje, sigue haciendo de las suyas. Es de destacar el imbécil y odioso hijo de Frank Sobotka, Ziggy.
Las virtudes de la temporada anterior se prolongan en ésta. Ya estoy salivando por empezar la tercera. Y no quiero despedirme sin instarte a leer las declaraciones de uno de los guionistas, Richard Price, acerca de Michael Jackson. Aquí tienes el enlace, aunque te lo copio íntegro:
"Price y Michael Jackson. A Richard Price lo conocemos como uno de los guionistas de The Wire, pero también es novelista y tiene una interesante trayectoria cinematográfica. The Wanderers, su primera novela —la redactó a los veinticuatro años—, fue adaptada por Philip Kaufman para la pantalla grande. Spike Lee hizo lo propio con Clockers, y Martin Scorsese le encargó el guión de The Color of Money.
Pero, entre todos sus trabajos, hay uno que resulta bastante extraño: lo hizo junto a Scorsese en los ochenta, y el protagonista es Michael Jackson. Se trata de Bad, aquel legendario video musical de dieciocho minutos, en el que Michael interpreta a Daryl, un muchacho que regresa a su ciudad natal, graduado, y se reencuentra con sus viejos y marginales amigos, que que no han cambiado como él.
Considerados por muchas el mejor videoclip de la historia, se puede ver completo aquí. Pero para Price trabajar en este video fue sólo eso: un trabajo. Y tampoco recuerda con mucho cariño al protagonista de la historia. Cuando le preguntaron dónde estaba el día que Jackson murió, él dijo: "Estaba en Harlem, todos lloraban y yo pensé: Vamos, si era un maldito pederasta. Un viejo verde que quería ser una mujer blanca. ¡Por Dios Santo!"."
Un abrazo,
Á.
Gracias por tu comentario. Tu blog contiene impagenes y articulos sobre series, comics exitosas y a pesar que soy un neófito en estos temas me paareceesta bien diseñado y estoy seguiro seguiras creciendo. Tienes razón el soundtrack de la MIsión es mucho más intenso así como el de Erase una vez en América, el de Cinema PAradiso es más melódico y melómano por decirlo así pero es entrañable y alegremente nostálgico como algunas piezas de Mozart.
ResponderEliminarUn saludo desde Perú.
Gracias por tus ánimos.
ResponderEliminarUn saludo desde España!